Cuando las mujeres le ganan el paso a la desolación / Sandra de los Santos

La escena la sigo teniendo clara en mi memoria. Alguien puso música en el camión en el que se trasladaban las madres de personas centroamericanas desaparecidas en México, alguien empezó aplaudir y le siguieron las otras. Una de las madres más grandes, con su cuerpo muy “menudito” se levantó de su asiento para bailar, mientras que otra la ayudaba para que no se cayera porque el camión iba en movimiento. Todas estaban animadas.

En ese momento parecía un grupo de amigas que iban a un paseo y no madres que buscaban desesperadas a sus hijos e hijas. El momento fue corto porque pronto llegamos a nuestro destino, que era el municipio de Arriaga en Chiapas.

Las mujeres fueron  a dejar flores a la fosa común del panteón municipal,  en donde se entierran sin identificar a muchas personas migrantes. Fue de los momentos más dolorosos de ese recorrido. Cuando regresamos al camión el ambiente era otro.

Mientras varias todavía sollozaban, suspiraban o se quedaban viendo al vacío; una de ellas me contó que iba muy contenta porque encontró a su hijo en una cárcel del istmo de Oaxaca. No se lo pudo llevar, pero se iba con la tranquilidad de saberlo vivo y tener la certeza dónde estaba. Sus compañeras la abrazaban y felicitaban por haber encontrado a su hijo.

Apenas hace unos días me animé ver la película de “Ruido” porque evito el contenido visual que aborde temas difíciles como: feminicidios, violencia contra las mujeres y las infancias, desapariciones porque cubro estos temas y hay que cuidar el espíritu. Una secuencia de esta película es que me recordó lo que les cuento al inicio del texto.

En contra de lo que regularmente procuro, recientemente, vi dos películas que habla de las desapariciones en México: Noche de Fuego de Tatiana Huezo y Ruido de Natalia Beristain.

Con tanta producción de series que hacen apología del narco, creo que son necesarias estos otros productos que le quitan todo “el glamour” al narco y pone en el centro a las víctimas del crimen y la corrupción en el país.

Noche de fuego me encantó. De Ruido hubo un par de cosas que no me gustó su abordaje; pero en ambas películas me gusto que se preocuparon por poner esos momentos de alegría que se dan en medio del dolor. Aún en la oscuridad se busca cierta “contentura” en el corazón. Hay belleza, caras sonrientes, momentos de resistencia a esa desolación. Son “ratitos” en el que  se le gana el viaje a la tristeza.

En Chiapas en lo que va de este año, la Fiscalía General del Estado ha recibido 20 reportes de personas desaparecidas o no localizadas, dos de ellas son migrantes,  casi una desaparición al día, y esta entidad no es de las que más personas desaparecidas registre en el país. Es evidente la crisis que existe en en este tema, y resulta indignante que la Fiscalía General de la República se resista a cumplir la Ley, y crear el Banco Nacional de Datos Forenses. Esta postura desanima, pero es la realidad de México, una realidad que miles de mujeres están tratando de cambiar y ganarle el  paso a la desolación.

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