Desconozco qué tan intensas estén las campañas en otros distritos electorales. Los rumores los podemos sobrevolar en las redes sociales, pero definitivamente no son suficientes. En el caso de los distritos ubicados en Tuxtla Gutiérrez algo se sabe. Por ejemplo del distrito VI quien lleva amplia ventaja es Sasil de León, aunque su equipo de prensa poco ha hecho para quitarle esa imagen de niña fresa y hacerla ver como una mujer madura, echada para adelante y con propuestas claras. Se le ve poco, salvo por boletines, porque anda recorriendo los municipios que le corresponden (Acala, Chiapa de Corzo, Chiapilla, Chicoasén, Ixtapa, Las Rosas, Nicolás Ruiz, Osumacinta, San Lucas, Soyaló, Suchiapa, Totolapa, Venustiano Carranza y la zona sur y oeste del poniente de la capital). Le siguen en notoriedad la panista Katy Caravantes, una de los dos chiapanecos que aparecerá en las boletas con su mote y no con su nombre real, y quizá, Jorge Ordóñez Ruiz, ex rector de la Unach y candidato de Morena, que hace unos días denunció exceso del tope de gasto de campaña de la abanderada por el PRI-Verde.
En el caso del Distrito IX, que corresponde a todo el oriente de la capital coneja, destacan, como puntero, Emilio Salazar Farías, quien además de ser el candidato de la fórmula de los partidos en el poder, había hecho ya una gran labor de visitas a colonias y de gestoría social (con miras a la alcaldía, pero trabajo al fin); le sigue en presencia Alejandra Soriano Ruiz, candidata por el PRD de última hora y aún diputada local. Podemos mencionar que el panista César Rodríguez Cal y Mayor, fiel al estilo panista, le apuesta a gastar el caite en los bulevares y rotondas y de visita en algunas colonias (le acompaña Paco Rojas, lo que le suma algunos puntos); después de él un Amadeo Espinosa que no se mueve mucho cuando tiene asegurada la diputación plurinominal por el PT y sólo por conocido al ser ex diputado local, un Carlos Avendaño Nagaya, por Encuentro Social.
De este distrito habría que agregar que la exposición mediática de los candidatos se centra en dos: Emilio Salazar y Alejandra Soriano. Con evidente diferencia en presupuesto, que se puede apreciar en el número de pendones, espectaculares y demás, la que debió ser una confrontación de ideas se ha tornado en una búsqueda constante de sacar el más raro y polémico trapito al sol de cada uno. Aún quedará la duda de quién comenzó primero. Si el grandote que quería borrar cualquier sombra de competencia de un zapatazo o la chica, que como David, le apostó a las pedradas para tumbar a quien evidentemente le doblaba la estatura. Concediendo que no sabemos si fue el huevo o la gallina, no debió haber intentos de avasallamiento ni de ponerse a jugar con Sansón a las patadas.
Esta contienda en particular ya ha tenido sus críticas por apostarle al golpeteo y a los señalamientos en lugar de a las ideas, las propuestas y la creatividad. Ambos candidatos, quizá por terceros actores, algunos seguidores, algunos detractores, ya tienen negativos que al principio de la contienda no tenían, eso no puede ser bueno para nadie, no puede ser indicador de que las cosas marchan bien.
Creo que a 16 días del inicio del proceso electoral, lo más sano para ambos es firmar un pacto de civilidad ante el INE que les permita reorientar sus proyectos. Darle más al electorado y permitirse el olvido de esto malos ratos. Pensar en participar en debates o foros académicos puede ser la oportunidad de mostrar cómo piensan y qué harán de llegar a ser diputados.
Corrillo
Los arrancones en San Cristóbal de Las Casas, que terminaron con la vida de un peatón y por poco terminan con la vida del director de protección civil municipal, Víctor Amezcua, al tener un pre infarto, no pueden olvidarse con un deslinde de la organización por parte de Enoc Hernández. Si tuviera tantita sensibilidad, debería buscar que su partido costee los gastos del difunto y compensar en la medida de lo posible a los afectados. Tampoco estamos diciendo que vaya a pasar una temporada a la sombra o que se olvide de su intención de volver a gobernar San Cristóbal. Sólo decimos que si de verdad es un líder moral, debe hacer lo moralmente correcto.
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