Donaldo Colosio / Jose Antonio Molina Farro

«In memóriam»

Recojo fragmentos del discurso del 6 de marzo de 1994, a menos de tres meses de su asesinato, y que privó a una vigorosa generación de jóvenes políticos de una figura que tenía un proyecto que hoy sólo podemos imaginar. Veamos.

«Manifiesto mi más profundo compromiso por Chiapas. Por eso debemos escuchar todas las voces, no debemos admitir que nadie monopolice los sentimientos de los chiapanecos. Expreso mi solidaridad a todos aquellos chiapanecos que aún no han dicho su verdad, a todos aquellos que tienen una voz que transmitir y a todos aquellos que tienen una palabra que expresar.

Debemos de asumir y debemos decidir. Debemos decidir si nos asumimos plenamente como una sociedad plural o si concesionamos sólo a algunos la interlocución de nuestros intereses.

Chiapas es un llamado a la conciencia de todos los mexicanos, pero nuestra propuesta de cambio, no se limita a responderle solamente a Chiapas. Le queremos responder a todos los mexicanos, a los de todos los pueblos, a los de todos los barrios, a los de todas las comunidades.

Nuestras instituciones probaron su legitimidad y su eficacia. De la solución del conflicto han salido fortalecidas… Frente a Chiapas los priistas debemos de reflexionar…nos avergüenza advertir que no fuimos sensibles a los grandes reclamos de nuestras comunidades; que no estuvimos al lado de ellas en sus aspiraciones; que no estuvimos a la altura del compromiso que ellas esperaban de nosotros.

Es la hora de superar la soberbia del centralismo, de apoyar decididamente al municipio, es la hora de dotar de mayor poder político y financiero a los estados; es la hora de garantizar plenamente la conservación de nuestros recursos naturales, de nuestro medio ambiente, de nuestra ecología… Es la hora de la educación para la competencia; es la hora de nuestras escuelas, de nuestros tecnológicos; es la hora de la gran infraestructura para la capacitación de todos los mexicanos que quieren progresar. La educación es nuestra más grande batalla por el futuro… Hoy queda claro que los cambios no pueden ser ni marginales ni aislados. La vía del cambio corre en igual sentido y en igual intensidad y urgencia, por el campo de la política, por el campo de la economía y del bienestar social».

Conocí a Donaldo en 1989, presidía el Comité Ejecutivo Nacional del PRI,  quien esto escribe el C.D.E. del partido en Chiapas. La circunstancia política me permitió largas pláticas en corto, cuando casi de incógnito viajaba a Chiapas para esperar al presidente  de sus viajes a municipios indígenas. Tenía la rara cualidad del dominio sobre sí mismo, circunspecto como era, destilaba energía y con chispazos de buen humor. Profundas y largas reflexiones. Su puntualidad lo hacía arribar con mucha anticipación a su compromiso con el presidente y acompañarlo a su regreso a la ciudad de México. Hacia mis adentros rogaba porque el presidente tardara más tiempo en llegar. Sencillo y relajado me decía que había que combatir la doble moral, la hipocresía y los negocios al amparo del poder. Apostaba por el Estado de derecho, el combate a la pobreza y a la corrupción y la impunidad. También con una consciencia clara del entorno internacional y el papel de México en la globalización. Insistía en la importancia de la planeación para el desarrollo regional, y algo que con frecuencia recordaba, «gente agraviada por las distorsiones que imponen a la ley quienes deberían servirla… mujeres y hombres afligidos por abusos de la autoridad».

Después de su asesinato y hasta ahora, muchos se preguntan si con Colosio en la presidencia el rumbo del país hubiese sido otro, o si hubiesen prevalecido los intereses creados o la fuerza de la inercia. No lo sé, nunca lo sabremos. Lo que si sé, es que en una atmósfera política cargada de confusión y tan ayuna de ideas innovadoras e imaginativas, la fuerza de su ideas y su temple para enfrentar adversidades sigue aún vigente.

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