El ocaso del PRD en Chiapas

Marcelino Núñez Pérez, uno de los fundadores del partido habla sobre los inicios del partido en la entidad y cómo fue perdiendo militantes hasta quedar nulificado en las elecciones del 2021

Sandra de los Santos / Aquínoticias

En Chiapas, bajo las siglas del Partido de la Revolución Democrática (PRD) llegaron personajes a ocupar la gubernatura del estado, presidencias municipales, curules en el Congreso del Estado, la Cámara de Senadores y la de Diputados. Durante al menos dos décadas fue considerado una de las tres principales fuerzas políticas de la entidad, hace unos días perdió su registro como partido político por no haber alcanzado ni el tres por ciento de la preferencia de la ciudadanía en la jornada electoral del 06 de junio de este 2021.

Es la primera vez que en Chiapas cinco partidos políticos pierden su registro en un solo proceso electoral aun así el caso del PRD se cuece aparte. Nunca un instituto político con más de 20 años de fundación y habiendo llevado a tantas personas a ocupar cargos de representación popular no alcanzó ni siquiera a mantener su registro.

La historia del PRD en la entidad es muy parecida a lo que ocurrió a nivel nacional con ese partido. Fue fundado por personajes que militaban en el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), personas críticas al entonces partido oficial, y algunos otros que migraron del PRI porque ya no les representaba. Lo que buscaba el PRD era ser una opción de izquierda. La bancada del Sol Azteca en San Lázaro es, ahora,  de 14 diputados, menos de los 17 que se lograron en 1979 en la llamada coalición de izquierda.

En Chiapas algunos de los fundadores del PRD fueron: Gilberto Gómez Maza, Carlos y Carlota Bertoni Unda, Patricia Guzmán, Celia Moreno, Jack Demostenes Muñoz, Edgar Antulio Guzmán, Ricardo Domínguez, Arturo Luna, Jorge Moscoso Pedrero, Agustín Rubio, Enrique Alfaro, David Tovilla y Marcelino Núñez Pérez. Todos han dejado su militancia activa en el partido. El primero en irse fue, precisamente,  la cara más visible del Sol Azteca durante muchos años, Jesús Gilberto Gómez Maza. En alguna entrevista me dijo que para él ese partido significaba: «el hijo que engendró y después se prostituyó». La sensación de las y los demás fundadores no es muy distinta, pero algunos prefieren ya ni hablar de esos años.

Llegar al poder fue el inicio del fin

Marcelino Núñez Pérez fue uno de los fundadores del PRD en Chiapas. En distintos momentos fue consejero nacional y estatal, integrante de la dirigencia en la entidad, diputado,  y líder del partido en su municipio, Bochil. Empezó su participación política en el PSUM cuando tenía 28 años de edad y era docente indígena en activo, ahora, está por cumplir 60 años y ya está jubilado. Apenas en el pasado proceso electoral buscó la candidatura a la presidencia municipal de Bochil por Morena, pero no la obtuvo.

Para Marcelino Núñez Pérez el PRD empezó a perderse con la llegada al poder y la entrada de priístas como candidatos. «Los estatutos permitían la candidatura de personas externas al partido, pero que estuviera probada su calidad moral, su contribución a la vida social del estado, pero se empezó a aceptar a cualquiera y aquí están los resultados (la pérdida del registro)».

Pablo Salazar Mendiguchia llegó a la gubernatura en el 2000 en una coalición en la que también estaba el PRD. Sumó al gabinete de su gobierno a varios militantes del Sol Azteca; pero también se entrometió en la vida interna del partido dice Marcelino Núñez Pérez.

Pero, quien dio la estocada final fue Juan Sabines Guerrero, quien llegó al PRD buscando la candidatura a la gubernatura de Chiapas después de no haberla obtenido en el PRI. Sabines ya no guardó las formas, impuso dirigencias y candidaturas no solo en el Sol Azteca, sino en el resto de los partidos.

Las decisiones relacionadas con la vida interna del partido político y sus candidatos se dejaron de discutir en los consejos políticos para tomarse desde palacio de gobierno. Se hizo un lado la estructura y se dejó de escuchar a la militancia. Le abrieron  las puertas a quienes tenían para pagar las campañas y no quienes se merecían las candidaturas.

El ex diputado habla de conceptos que están en desuso en la jerga cotidiana de quienes están en los partidos políticos, habla de «consejos políticos», «corrientes ideológicas», «estructuras en los comités municipales». Los partidos, no solo el PRD, dejaron de tener consejos para hablar de lo que sucede al interior, su estructura se monta y desmonta en cada proceso electoral, y más que corrientes ideológicas hay personajes con seguidores.

Marcelino Núñez Pérez no lo dice con esas palabras, pero lo da entender: «el PRD se convirtió en lo que juro vencer». Para el profesor indígena el trabajo de los partidos de izquierda es mantenerse críticos, ser observadores del poder, independientemente, de quien lo ostente.

El ex perredista se sumó hace unos años a Morena, convencido que podía ser la opción de izquierda, pero poco a poco se fue dando cuenta que lo que veía en ese instituto político era una historia conocida, que las candidaturas se empezaron a dar al mejor postor así que ahora prefiere tomar distancia  ya no tiene 28 años para dar la pelea que intentó hacer en el PRD. A los 60 años entiende que la historia se mueve en espiral, al menos en la izquierda partidista en México. La caída con el tiempo es inminente.

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