El secre lo vale
Rodrigo Ramn Aquino

Me rehusaba a creerlo, tan buena gente que se ve, pero su actuar, lamento decirlo, dice todo lo contrario a su buen trato. Tiempo ha que los colaboradores de Mario Uvence se han quejado de sus excentricidades, de su mal trato, de sus exigencias que rayan en la falta de respeto, de su cada vez más inflado ego. Defectos de carácter, por supuesto, y muy su derecho, pero que estos afecten la labor que le fue encomendada y vulneren el derecho de los trabajadores a su cargo, eso sí debe ser denunciado para que, en el más armonioso de los casos, los corrija, y en el peor, los aperciban.

Su falta de interés por sus colaboradores se mostró recientemente, a ocho columnas, cuando ignoró por completo la vapuleada mediática que le propinaron a su subsecretario de promoción turística por el hecho de supervisar las obras de remozamiento del palacio histórico municipal de Chiapa de Corzo. Lo dejó solo cuando en momentos de crisis se necesitaba un titular de dependencia que diera la cara y aclarara paradas (nótese que medio concedemos que nada tuvo que ver en el evidente bullying político).
Mario Uvence es un empresario más que un funcionario público (muy habilidoso por ciento). Su naturaleza proclive a los negocios lo lleva a desdeñar toda actividad turística y de promoción que no genere buenos dividendos. Para qué mover un dedo, si ese dedo no regresa con anillo, ha de ser la lógica. Así justamente lo hizo con la cancelación del programa federal «Turismo para todos» (turismo social y humanitario a bajo costo), cuyo recurso, de acuerdo a versiones extraoficiales, será utilizado para costear otro viaje al extranjero, esta vez durante una semana a Francia (donde, por cierto, tiene un gran número de contactos del mercado de arte sacro).
«The time is money», y sabía virtud no perderlo. Uvence lo sabe, por eso no desaprovecha la menor oportunidad para llevar un peso a su bolsa, como tiene planeado hacer durante la Feria de Turismo de Aventura Atmex, que se llevará a cabo en San Cristóbal de Las Casas en agosto próximo. El negocio es redondo: rentar su Parador San Juan (con su lujoso hotel, banquete y servicio todo incluido; ojalá logre imaginar a qué precio), aunque esto signifique dejar fuera de la recepción a varias decenas de visitantes, pues su local no tiene capacidad para todos, lo que, es fácil prever, dejará más de una sonrisa desencajada y la mala fama de anfitriones, pero no importa, el secre lo vale.

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