En la Feria Chiapas, la Profeco brilla por su ausencia / Hector Estrada

Para no perder la costumbre, las denuncias sobre abusos cometidos por los establecimientos dedicados a la venta de alimentos al interior de la Feria Chiapas son nuevamente una vergonzosa constante que deja mucho que desear sobre el trabajo realizado por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) al interior del recinto.
Con engaños y argucias ya típicas de cada año, varios de los restaurantes instalados en la Feria Chiapas han sido señalados por cobros excesivos que quebrantan los fundamentos básicos de la Ley Federal de Protección al Consumidor, frente a la vista de todos y ante la omisión de los responsables de impedir dichos atropellos.
No se necesitan investigadores profesionales para comprobar los abusos cometidos, sólo es necesario acudir y consumir como cualquier civil para darse cuenta de las trampas y arbitrariedades cometidas por algunos establecimientos a fin de sacar al mayor provecho a cada cliente distraído.
Y es que, aunque -como lo han señalado los propios comerciantes- las ventas estén por los suelos y hasta exijan se les devuelva el 50 por ciento del dinero dado para la renta de los espacios, no se debe permitir que se intente cobrar «a lo chino» la inversión perdida a los pocos que deciden consumir al interior del recinto ferial.
De nada sirven los anuncios mediáticos sobre operativos y más operativos para supuestamente defender el bolsillo de los consumidores chiapanecos cuando en la realidad las autoridades de la Procuraduría Federal del Consumidor, delegación Chiapas, brillan por su ausencia.
Aquí el llamado es para el delegado de la Profeco en Chiapas, José Antonio Coello Villatoro, a fin de que ponga cartas en el asunto y active verdaderamente las funciones de la dependencia bajo su cargo para sancionar a quienes estén cometiendo los abusos que vienen a mermar aún más el prestigio de la principal feria estatal.
Más allá de lo desangelada que este año ha resultado la Feria Chiapas 2014, será de suma importancia cuidar la calidad del servicio de la mucha o poca oferta en su interior; es sin duda requisito básico para al menos garantizar una buena experiencia en sus visitantes y construir poco a poco una feria que algún día, de verdad, pueda competir con las mejores del país.

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