En la mira / Hector Estrada

Soriano y su insaciable deseo de poder

Lo que parecía una candidatura declarada hace unos días en el PRD estatal, con el destape de Leonardo León Alcázar para contender por la Presidencia Municipal de Tuxtla Gutiérrez, actualmente se ha convertido en un «ríspido jaloneo» al interior de la dirigencia estatal de dicho partido «izquierdista».
Según fuentes confiables, muy cercanas a las negociaciones internas, pese a estar en plena campaña para una diputación federal, la hoy legisladora local Alejandra Soriano Ruíz parece haberse involucrado de manera directa en el proceso de selección para designar al candidato del PRD por la alcaldía tuxtleca.
No obstante la responsabilidad que debe implicar el trabajo legislativo y los exigentes compromisos de una campaña política federal, Soriano Ruíz han expresado ya de manera interna sus intenciones por hacerse también de la candidatura por la Presidencia Municipal de la capital chiapaneca.
Dicen los militantes testigos del caso, que del mismo modo en que obtuvo la candidatura federal, la diputada local ya se encuentra en plenas negociaciones con «sus padrinos» políticos de la cúpula nacional perredista para «brincar» de la candidatura federal a la candidatura por la alcaldía capitalina.
Los «mal pensados» han acusado ya a Soriano Ruiz de ser la orquestadora la campaña mediática en contra de León Alcázar que, casualmente, comenzó justo cuando éste anunció formalmente sus aspiraciones políticas en el PRD.
Y no debería sorprender que los detractores de Alejandra Soriano tuvieran la razón, tomando en cuenta el largo historial de la legisladora en torno a las casi constantes campañas acusatorias que ha encabezado. El objetivo de hacer a un lado a Leonardo León resulta claro y sus formas de atacar a sus adversarios políticos son también obvias.
Hay quienes aseguran, incluso, que la intención de Soriano Ruiz ni siquiera es ganar la Presidencia Municipal. Al igual que lo que sucede con su candidatura por una diputación federal, ella sabe de antemano que la tiene perdida. No tiene estructura movilizadora del voto para contender contra el poderoso «monstruo gubernamental».
Alejandra ve en la candidatura por la alcaldía tuxtleca la posibilidad de hacer lo que no pudo con la postulación federal. Ahí tiene una nueva herramienta política para hacer el «escándalo mediático» que acostumbra, declinar en favor de un candidato con mayores posibilidades o dificultar el paso de «los verdes», para finalmente poder negociar un nuevo puesto político.
Sin embargo, pese a los «sueños guajiros» y «los padrinazgos nacionales» esta vez las cosas no parecen tan sencillas para Soriano Ruiz. Ahora el mayor porcentaje de la decisión final se encuentra en manos del dirigente estatal César Espinosa Morales y no de quienes hicieron posible su candidatura federal.
Hoy resulta claro que para Soriano Ruiz «el sueño» de una curul en San Lázaro es un asunto perdido y, para su mala pata, su pésima relación con Espinosa Morales podría terminar sepultando sus aspiraciones políticas por lo menos durante los siguientes años.

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