En la Mira / Hector Estrada

El fiasco de las elecciones en Chiapas

Redacción

[dropcap]E[/dropcap]l vergonzoso «show» protagonizado durante los últimos días por el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IPEC) ha quedado en la historia como uno de los ejemplos más burdos del porqué la ciudadanía no cree en las instituciones electorales de México.
Se trata de autoridades que ya en otros pasajes de la «vida democrática» mexicana habían demostrado ser omisas, corruptas, cómplices y ahora hasta ineptas para la aplicación de principios tan básicos como son los que garantizan la paridad de género en los procesos electorales.
Lo sucedido en el IPEC no sólo deja de manifiesto la ineficiencia de Consejo General que deberá ser removido de una responsabilidad que le ha quedado grande, también expone las evidentes grietas en los procesos aplicados por el Instituto Nacional Electoral (INE) para la selección de los mismos consejeros estatales.
No hay que olvidar que fue el propio INE quien, mediante un proceso de varias etapas, seleccionó a cada uno de los consejeros chiapanecos. Fue el INE quien, se supone, eligió de entre todos los aspirantes a las mejores propuestas, con decisiones que desde el principio causaron dudas entre quienes sí saben de jurisprudencia electoral.
El grave desacato cometido en Chiapas hará del proceso local uno de los más bizarros en la historia moderna del país, donde las boletas electorales contendrán nombres de candidatos no registrados, y las candidatas registradas (a sólo seis días de la elección) simplemente no aparecerán entre las opciones impresas.
La decisión final de los Consejeros del IPEC para cumplir el capricho de partidos políticos perfectamente identificables por la ínfima cantidad de candidatas registradas en un inicio, ha ocasionado que una violación a la ley electoral lleve a otra igual o aún más grave, con boletas evidentemente anómalas.
Con otros tantos ejemplos vergonzosos e indignantes en la historia de México, lo sucedido en Chiapas deja sin argumentos a quienes aún se atreven a cuestionar la incredulidad ciudadana en las instituciones responsables de la democracia mexicana.
Y es que, justo mientras al interior del IPEC se rasgaban las vestiduras en sesión extraordinaria para subsanar un error imperdonable, en otros puntos de la entidad se violentaba la veda electoral con total descaro; con eventos como el organizado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Arena Metropolitana de Tuxtla Gutiérrez donde simpatizantes del PRI y el PVEM realizaban un multitudinario acto de campaña.
Spots de televisión en canales nacionales promoviendo a Luis Fernando Castellanos en pleno fin de semana se proyectaron con total cinismo a media noche, sin olvidar el masivo reparto de despensas gubernamentales en distintas colonias de la capital chiapaneca y el resto de los municipios. Todo documentado en fotos y video por periodistas y ciudadanos a través de canales públicos como las redes sociales o los medios electrónicos.
Mientras eso sucede frente a la vista de todos, sin disimulo ni vergüenza, son los órganos electorales quienes parecen estar también ciegos e impávidos para permitir tanto ultraje a las leyes. Aquí simplemente no hay autoridad que haga efectivas las normas, no hay garantías y mucho menos hay certeza de elecciones justas.
Con la premura y la falta de tiempo no quedará de otra que enfrentar así las elecciones intermedias en Chiapas, en un proceso plagado de escandalosas irregularidades que, sin duda, son consecuencia de un organismo electoral supeditado a los caprichos de los dueños del poder local y no a la Ley Federal.

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