En la Mira / Hector Estrada

Las trampas jurídicas del rector en la Unach

Las mañas y habilidades jurídicas del actual rector de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), y su equipo cercano, han colocado al Sindicato del Personal Académico (Spaunach) en medio de un complejo callejón que no parece tener salida inmediata. Y es que, el objetivo de Carlos Natarén Nandayapa resulta bastante evidente: sabotear y desarticular a los actuales líderes para imponer una dirigencia a modo.
El «teledrama» que hoy se teje al interior de la máxima casa de estudios en Chiapas comenzó casi desde la sorpresiva designación de Natarén al frente de la rectoría. Las viejas enemistades y desencuentros con los líderes que hoy controlan el Spaunach se convirtieron en una inevitable declaración de guerra que se consumó y radicalizó con el paso de las semanas, colocando a la universidad en la compleja situación actual.
Un asunto personal arrastrado de años atrás, cuando Natarén «coqueteó» fallidamente con el Spaunach, terminó convirtiéndose en un enfrentamiento de poder emanado desde la rectoría. Con la guerra declarada Carlos Natarén sabía perfectamente que no tenía otra opción que desarticular a la oposición emanada desde el Sindicato del Personal Académico, y comenzó la maniobra.
Con la proximidad de las elecciones para renovar a la dirigencia gremial y la elevada posibilidad de que su viejo enemigo Ariosto de los Santos regresara al poder sindical no había mucho tiempo para esperar. Se necesitaban aliados internos para poder sabotear el proceso desde rectoría, y así sucedió.
Y no faltó quien se prestara a participar. Para que el proceso fuera entorpecido legalmente desde afuera, y con ello se impidiera el ascenso de Ariosto de los Santos, era indispensable un acto de vinculación jurídica que desde dentro llamara la intervención de rectoría y, con ello, la mediación de una autoridad judicial.
Ahí es donde las planillas con pocas posibilidades de triunfo dentro del proceso electoral han tenido un papel clave. La negativa a su registro, debido a presuntas deficiencias en el cumplimento de requisitos, se convirtieron en tierra fértil para las maniobras jurídicas orquestadas desde la colina universitaria.
Es verdad, como han acusado los agremiados del Spaunach, la Junta de Conciliación y Arbitraje sólo tiene facultades para resolver problemas laborales entre la figura patronal y la base trabajadora, por lo que no tiene jurisdicción sobre procesos internos del sindicato. Así lo establece la Ley Federal del Trabajo. Sin embargo, hay recovecos (mañosos) que permiten la intervención de la autoridad, justo cuando el acto interno genera un conflicto sobre el reconocimiento de derechos entre el patrón y los trabajadores agremiados.
En palabras simples, se necesitaba que agremiados al mismo sindicato fueran quienes exigieran la salvaguarda de sus derechos de representación gremial ante la figura patronal para permitir la intervención de la Junta de Conciliación y Arbitraje, suspender el procedimiento y, con ello, justificar la imposibilidad de rectoría para reconocer a cualquier autoridad electa, en caso de que las elecciones se realizaran (como finalmente sucedió).
No es casualidad que la orden de suspensión al proceso sólo demoró un par de días y la solicitud del Spaunach para reconsiderar la decisión de la Junta de Conciliación siga sin tener respuesta hasta la fecha; todo esto tomando en cuenta la conocida amistad entre Carlos Natarén y el actual presidente de dicho organismo jurisdiccional. Fue la propia autoridad universitaria quien decidió suspender las actividades electorales el mismo día de los comicios y cerrar la universidad pos supuestos trabajos de mantenimiento a las instalaciones.
Hoy las denuncias sobre presuntas persecuciones a docentes del Spaunach y la repentina reapertura de carpetas de investigación contra opositores de rectoría se han vuelto denuncias constantes. La Universidad Autónoma de Chiapas transita hoy a un camino sin salida como resultado de una guerra de poder y revanchas que bastante daño le hacen al prestigio y la vida interna universitaria.
La posibilidad de un paro de labores que afecte el inicio del siguiente calendario escolar es una amenaza latente que no se puede permitir sea concretada. En menos de ocho meses la universidad ha entrado a uno de sus conflictos internos más complejos con consecuencias que podrían encrudecerse si ambas partes siguen actuando de manera tan visceral e irresponsable… así las cosas.

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