En la Mira / Hector Estrada

Feria Chiapas, entre la organización rutinaria y el fracaso inevitable

Si un cambio de último momento o algo sorprendente no sucede, la Feria Chiapas se perfila de manera inevitable a otro fracaso consecutivo. Para nadie es un secreto que durante los últimos años este importante evento ha vivido un claro declive tanto en organización como en calidad y afluencia de visitantes. La Feria se ha convertido en un evento rutinario e intrascendente que todos los años presenta más de lo mismo.
Y aunque parezca un asunto de simple banalidad, se trata de un evento al que se le invierten varios millones de pesos en recursos públicos. Tan sólo en 2015, último año en que se hizo pública la inversión estatal, se destinaron a la feria alrededor de 13 millones de pesos para el pago de conciertos masivos, logística de organización y salarios del personal temporal. Y no está mal, pero algo en el fondo no se está haciendo bien con ese dinero.
Hace aproximadamente seis años Manuel Velasco Coello entregó el control de la feria a dos personajes: al actual presidente del patronato Manuel Pariente Gavito y al empresario de espectáculos Fernando Ugarte González. Ambos se han apoderado de las decisiones sobre la renta de espacios comerciales, la contratación de atracciones y – en el caso específico de Ugarte- el negocio de los conciertos en el masivo y el palenque de gallos.
Los dos son personajes estrechamente ligados a Manuel Velasco. Pariente Gabito es propietario de la distribución de una importante marca cervecera en Chiapas y hermano de la ex presidenta municipal Rosario Pariente; mientras Fernando Ugarte no sólo se apoderó del monopolio de los espectáculos en Chiapas durante el gobierno pasado, sino también fue protegido e impulsado por el «gobierno verde» para convertirse en el primer presidente municipal de Mezcalapa.
Ugarte González fue pieza importante dentro del financiamiento de la campaña para gobernador de Manuel Velasco Coello, y amigo cercano del denominado «Grupo Comitán». Hace unos años, Edmundo Robert Ávalos Terrazas, propietario de Producciones Grupo Diamante, denunció públicamente el uso de prácticas arbitrarias y abuso del poder por parte de autoridades municipales y estatales para impedir a toda costa el trabajo de las empresas competidoras de Ugarte.
Sin embargo, más allá de sus turbias vinculaciones políticas, lo cierto es que no han dado los resultados esperados. Aunque luego salgan con sus propios datos, el año pasado los comerciantes de la feria reportaron bajas consecutivas en las ventas de hasta el 50 por ciento. Es innegable que lo que se pensó e instauró en los años ochentas como una atracción para el esparcimiento y generación de derrama económica se encuentra hoy en su peor crisis.
Es urgente el rescate estratégico de un evento tan importante que agoniza y pide a gritos una reestructuración de fondo que la vuelva nuevamente interesante y funcional. La Feria Chiapas no es un simple evento que deba realizarse «a la fuerza» o por protocolo, tiene objetivos y fundamentos claros que dan razón a su existencia como polo para la generación de empleos temporales, atracción turística, derrama económica y proyección estatal que claramente no se están cumpliendo… así las cosas.

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