Entrelineas / Jorge Ceballos

¿Por qué cambió López Obrador?

Corría la mitad del año 1994 cuando el autor de Entrelíneas inició su periplo en el mundo de la información, era año electoral en Tabasco, se renovaría la gubernatura, presidencias municipales y diputaciones locales el 20 de noviembre, don Rafael Martínez de Escobar Llera, director y dueño de Tabasco al Día nos daba la primera oportunidad, en una labor que se convirtió en una forma de vida.
En las boletas electorales de ese año, allá en Tabasco, aparecerían Roberto Madrazo Pintado, impulsado por el PRI, Juan José Rodríguez Prats, por el PAN y un político que seis años antes había perdido ante Salvador Neme Castillo: Andrés Manuel López Obrador, defendiendo los colores del naciente PRD.
La historia en Tabasco es harto conocida, ganó Roberto Madrazo Pintado y López Obrador denunció un fraude electoral -en 1995- iniciaría la llamada Caravana por la Dignidad, en las que mostraría documentación que demostraba que el priista había utilizado más de 70 millones de dólares para llegar al poder.
Justo el día en que Madrazo Pintado tenía que rendir la protesta constitucional como gobernador, las huestes del PRD, los llamados duros que seguían fielmente a Andrés Manuel López Obrador, se declararon en plantón permanente en Plaza de Armas, la corazón político de Tabasco, frente a Palacio de Gobierno montaron un campamento.
Los resultados para los empresarios cercanos a Plaza de Armas fueron catastróficos, cayeron sus ventas, el parque más emblemático de Villahermosa, era un muladar y el mayor baño público, así lo denunciaban comerciantes y ciudadanos.
Justo el 19 de enero de 1995, un día después que en su calidad de presidente de la República, Ernesto Zedillo Ponce de León le pide a Roberto Madrazo pida licencia como gobernador para irse como secretario de Educación, un grupo de políticos y empresarios, muchos hoy defendiendo la causa obradorista, orquestaron el asalto y desalojo de Plaza de Armas.
Fue una tarde violenta que enfrentaron los seguidores de Andrés Manuel, fueron garroteados, humillados y corridos a punta de palos y gases lacrimógenos por la policía estatal, gente identificada con el PRI y pandilleros contratados en las colonias más peligrosas de Villahermosa.
Eso permitió que Roberto Madrazo pudiera entrar a palacio de gobierno, pero, de igual forma, fue la punta de lanza para que López Obrador iniciara la construcción de su historia política. A raíz de ese plantón, nació en la entidad aquella frase de «los bien nacidos» y, por supuesto «los mal nacidos», los últimos eran quienes seguían al hoy presidente electo.
Aquel 1995, el PRD tenía presencia legislativa en Tabasco y San Lázaro, obvio, eran una minoría, lo que permitía al PRI como partido gobernante avasallarlos.
En el Congreso de Tabasco y en el de la Unión, los legisladores del sol azteca, denunciaban la corrupción de gobernadores, eran intolerantes en sus críticas, si aquellos hubiesen podido quemaban en leña verde a más de uno.
La mayoría de los medios de comunicación y reporteros en Tabasco, estaban amparados y comprados por el gobierno, así que nadie daba espacios al movimiento perredista, es más, algunos comunicadores llamaban de forma despectiva a los seguidores de Andrés Manuel como los «pedorristas»
En aquellos años, el hoy gobernador electo de Tabasco, Adán Augusto López Hernández, era un connotado priista. Muchos de los que actualmente se subieron al tren de la Cuarta Transformación gozaban del poder y del dinero.
Escribimos esto por algo muy sencillo: morena es mayoría desde el 1 de septiembre en el Senado de la República y en la Cámara de Diputados, en esos espacios legislativos, han dado cobijo a personajes que en el pasado reciente han sido señalados como corruptos y rateros.
Pero hay un caso que llama mucho la atención, la protección de la que está gozando Manuel Velasco Coello y su desastrosa administración.
Del gobernador de Chiapas, morena y sus legisladores no han dicho nada, es más, lo que se ve es un manto protector para que no tenga problemas, todo, según percepciones de que hay un pacto con el presidente electo.
En estos 45 días, no hemos visto a la izquierda combatiente de hace 25 años, aquella que a los corruptos los señalaba, vemos a legisladores que callan ante saqueos descomunales.
Seguramente más de la mitad de los chiapanecos, estarían gozosos de ver como Manuel Velasco y su gavilla son enjuiciados por el daño patrimonial que le ocasionaron a la entidad.
Una muestra de que morena no está con el interés de castigar al aun gobernador Velasco Coello, es que, tuvo que salir una senadora del PAN a denunciar y pedir se agilicen las investigaciones por desvíos de recursos en Chiapas, detectados por la Auditoría Superior de la Federación.
Quizá la diferencia de estos y los anteriores legisladores, es que, en aquella época, estaban los fundadores de un movimiento que triunfó 25 años más tarde, gente que los movía el deseo de cambio, hoy en morena y sus bancadas están personajes que en el pasado tuvieron lazos muy fuertes con la historia de saqueo que implementó el PRI por más de 70 años.
Solo basta ver algunos de los nombres que desde morena representan a Chiapas para decir que, eso no es lo que necesitaba, basta ver la lambisconería con la que Manuel Velasco y sus amanuenses se tiran al suelo para quedar bien con Andrés Manuel López Obrador.
Durante 24 años en el medio periodístico, he visto el meteórico crecimiento de una historia política, la he vivido de cerca, debo aceptar que, algunas veces -como muchos colegas- pensé que jamás Andrés Manuel López Obrador, lograría la hazaña de convertirse en presidente, creí se lo impedirían a costa de su propia vida.
Ví, sentí y padecí en carne propia muchas veces, la irracionalidad de quienes en Andrés Manuel veían a un semi Dios.
No lo niego, me encantaría ver tras las rejas, a varios personajes que le robaron a Chiapas, entidad en la que vivo desde hace varios años.
Veo con preocupación, como López Obrador se llenó de aduladores, lambiscones y rastreros, ojalá que por el bien de México se los vaya haciendo a un lado, al igual que aquellos empresarios de la comunicación que ahora, hasta un gas estomacal le celebran: sigue igual Andrés Manuel. Hasta la próxima.

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