Aumentan las probabilidades de desarrollar un trastorno de personalidad a la edad de treinta años si la madre vivió una gestación difícil, según estudio publicado en el British Journal Of Psychiatry (BJP)
Luna De Lucio / Aquínoticias
Mujeres han confesado que el embarazo es un momento maravilloso y alegre para muchas, pero también puede estar lleno de dudas y ansiedad, ya sean provocadas o no por la nueva vida que gestan, los niveles de nerviosismo pueden aumentar.
La nueva investigación publicada en el British Journal Of Psychiatry (BJP), pone en alerta al sugerir que los hijos de mujeres que experimentan estrés severo durante el embarazo tienen casi diez veces más las probabilidades de desarrollar un trastorno de personalidad a la edad de treinta años que las que no.
Este estrés prolongado, además, puede crear un impacto en el desarrollo embrionario y continuar después del nacimiento del bebé, según el Dr. Ross Brannigan, uno de los investigadores.
El estudio indica una serie de circunstancias que pueden provocar estrés durante el embarazo, dichos factores incluyen a los niveles hormonales, la incertidumbre sobre el futuro, las molestias físicas y/o un trastorno mental crónico.
Un trastorno en la personalidad implica una conducta o un comportamiento que se aleja de las expectativas de su cultura, es decir, ese trastorno puede hacer difícil la vida de un hijo, incluso para quienes lo rodean, esto debido a las conductas antisociales, paranoicas e inestables que presentan.
«Se debe apoyar a las mujeres embarazadas que sufren de estrés y a sus familias durante el período prenatal y posnatal, se debe preguntarle si alguna vez ha tenido problemas con su salud mental en el pasado y si tiene sentimientos de desesperación después de que nazca su bebé, para ayudar a controlar sus sentimientos», menciona Brannigan (sic).
Así, y según el estudio del BJP, se cree que los trastornos de la personalidad afectan aproximadamente a una de cada 20 personas. Y, además, con probabilidad de que tengan otros problemas de salud mental, como depresión o problemas de drogas y alcohol. No se descarta que, al igual que otros trastornos mentales, la educación, los problemas cerebrales y los genes puedan desempeñar un papel en su desarrollo.
Para Branningan, se trata de algo muy delicado de hablar. «No queremos que los padres piensen que están dañando a sus hijos, pero los altos niveles de estrés nos afectan», concluye.
Entre las alteraciones que se presentan con el estrés, suelen ser complicaciones al dormir, dolores de cabeza, pulso acelerado, pensamientos obsesivos, entre otros. Ante esto, la American Pregnancy Association (APA) informa de las siguientes pautas a seguir:
Descansar. El agotamiento puede aumentar las emociones negativas, incluso el estrés al no dormir lo suficiente.
Alimentación saludable. Consulta a tu médico para seguir una dieta bien equilibrada, esto ayudará a reducir el estrés, tanto para ti como para tu bebé.
Ejercicio. Bastan 30 minutos de ejercicios leves o moderados a la semana. Esto permite reducir los niveles de cortisol (hormona que causa la ansiedad).
Practicar la meditación, esto te ayudará a despejar la mente y a reducir los niveles de estrés.
Consulta un terapeuta si los niveles de estrés se vuelven insoportables, identifiquen los problemas que ocasionan la ansiedad, busquen formas saludables y alternativas de lidiar con los sentimientos.
