Galimatias / Ernesto Gmez Panana

Oro Negro: el otro Odebretch

En las últimas semanas, dos acciones dan cuenta del mensaje que respecto del combate a la impunidad pretende mandar este gobierno, y no digo combate a la corrupción pues aquella es hermana de ésta y a su vez, ambas del también tan usual tráfico de influencias. Nuestras plagas. Nuestro cáncer.
Me refiero por un lado, al curso judicial que encaminaría a Emilio Lozoya a la cárcel, a causa de sus tratos vergonzantes con la multinacional Odebrecht y por el otro, a la detención de Juan Collado, abogado de ricos, amigo de políticos (como Lozoya) y compadre de poderosos.
Pero en la prensa circula otro expediente igualmente vergonzoso al que se ha prestado -creo yo- menos atención pública. Me refiero al caso «Oro Negro», el cual implica varios cientos de millones de dólares y puede afectar igual el futuro de miles de trabajadores pensionados.
Hago un resumen de previos y presentes:
Oro Negro es una empresa creada el sexenio pasado, en 2012, con capital de inversionistas mexicanos y extranjeros. La cabeza visible, su director general, es Gonzalo Gil White, hijo del exsecretario de Hacienda del panismo, Francisco Gil Díaz. Ingenuo no suponer tráfico de influencias.
Con el capital reunido, Oro Negro compró plataformas petroleras que a su vez rentó a Pemex. No está del todo clara aún está parte de la historia pero se puede inferir acuerdo previos que garantizaban la contratación de las plataformas. Una inversión de ese calado se hace forzosamente con certezas, «amigos» y «acuerdos». Certezas de impunidad, amigos con quienes traficar influencias y acuerdos con quienes hacer negocios corruptos. Triage ganador.
Dos años después, 2014, los precios del petróleo cayeron a mínimos históricos y a Pemex no le quedó de otra que cancelar o renegociar contratos como los que tenía con Oro Negro, y Oro Negro no aceptó, o al menos esas es la versión de Pemex, aunque la versión de Gil es que no aceptaron dar mordidas y por eso el castigo. Ya se verá. Lo que es claro es que los amigos del triage ganador ya no tuvieron acuerdo.
En el frenesí de los negocios, literalmente en la «fiebre del oro», esta vez negro, la empresa vendió acciones a CitiBanamex y SURA. Quinientos millones de dólares provenientes de fondos de pensiones invertidos en plataformas petroleras. Pago a trabajadores en retiro que hoy, con Oro Negro litigando su extinción, están en riesgo.
Ambas afores, CitiBanamex y SURA, afirman que la pensión de sus clientes no está en riesgo. Al tiempo. Lo que si es un hecho es que el capital perdido alguien tendrá que asumirlo y como suele suceder en estos casos, lo más factible es que sean los trabajadores pensionados, porque los poderosos no pierden ni en la cárcel. Siempre habrá un Juan Collado para liberarlos.
Oximoronas. Queda como aviso en código de humor negro, el detalle de que al momento de la detención de Collado, su acompañante era el sempiterno líder del sindicato petrolero, «Don» Carlos Romero Deschamps. Vaya susto el que debe haber pasado imaginando que iban por él. Seguro se le atragantaron las «Patas de cangrejo de Alaska» que ordenó esa tarde. El mensaje ahí está. Puede que pronto la 4T lo destrone y lo encierre. Ojalá, y ojalá los trabajadores elijan bien y se hagan de otro cacique con casaca nueva

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