Galimatias / Ernesto gomez Panana

América, Europa, Asia, Africa: el (no) fin de la historia

Hace cosa de 30 años, cayó el Muro de Berlín y hace 25, Francis Fukuyama público «El fin de la historia», un best seller cuyo postulado central era que, tras la derrota comunista y el fin de la Guerra Fría, el mundo se encaminaba al «paraíso» de una democracia y una economía liberales. Un cuarto de siglo después, el comunismo subsiste en una pocas naciones, Cuba, Corea del Norte, China -a su modo-, y aunque en el resto del planeta el sistema económico prevaleciente es el capitalismo y la visión ideológica el liberalismo, la supuesta estabilidad propia del «fin de la historia» no llega.
Tomar un periódico o consultarlo en internet permite identificar crisis e inestabilidad en todos los continentes.
En América además de Bolsonaro en Brasil, es preocupante voltear más al sur y mirar a la Argentina sumida en su enésima crisis político-económica o a Colombia, donde un sector disidente de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias anunció en días pasados su vuelta a las armas, abriendo de nuevo las puertas a la violencia cotidiana que afectó a la ciudadanía colombiana durante más de dos décadas.
En Europa, un Parlamento Británico sitiado ante la ausencia de ruta para abandonar la Unión Europea sin colapsar la economía y la frontera. Suena a Chiapas en 1824, decidiendo entre ser cola de león o cabeza de ratón.
Alemania por su parte, vive el crecimiento de la ultraderecha en sus provincias excomunistas, en las que el desencanto por la democracia los lleva a votar por opciones extremas que los acercan más a Bolsonaro o a Trump, con toda la carga de ignorancia que ello implica: «el Calentamiento Global no existe», «fronteras cerradas a la migración humanitaria».
En Asia por otra parte, persisten las protestas -especialmente de jóvenes- que se oponen a una propuesta de reformas al modelo legal de extradición pero que de fondo, plantean la ampliación de un modelo democrático precario que los sigue manteniendo como una colonia, ahora ya no británica pero sí de la China continental.
Finalmente África, cuya inestabilidad política y dificultad económica se traduce en miles de personas intentando abandonar el continente en las condiciones más lamentables: balsas improvisadas, embarcaciones saturadas y -como aquí- fronteras implacables.
Ni en Argentina, ni en Colombia, ni mucho menos en el Reino Unido o Alemania; tampoco en Angola o en República Centroafricana gobierna el comunismo. Bien que mal, hablamos en todos los casos de modelos-capitalistas-democracias-liberales-economías-de-mercado que pareciera que tampoco funcionan. El fin de la historia no fue tal y la utopía aún no se alcanza: o nos transformamos o empezaremos el camino a la extinción. Urge inventar nuevas y mejores formas de existencia y permanencia.

Oximoronas: Entramos al último cuatrimestre del año. Después del 15 de septiembre viene Día de Muertos y enseguida el frenesí prenavideño.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *