Infantes de Chiapas exigen su derecho al trabajo

El intento de erradicar el trabajo infantil no es viable, ya que omite la responsabilidad del Estado y refleja el desconocimiento profundo de la realidad, aseguran.

Hermes Chávez

[dropcap]L[/dropcap]as acciones emprendidas desde la Organización Internacional del Trabajo (OTI) hasta la reforma al 123 constitucional para elevar la edad mínima de admisión al empleo en México, sólo son «buenos deseos» que pretenden transformar la realidad por decreto, consideraron niños trabajadores chiapanecos, al exigir su derecho al trabajo.

A través de la organización Melel Xojobal, con sede en la ciudad colonial de San Cristóbal de Las Casas, los menores representados precisaron que el intento de erradicar el trabajo infantil no es viable, ya que omite la responsabilidad del Estado así como reflejar el desconocimiento profundo de la realidad de la infancia y adolescencia trabajadora.

A través de un comunicado, señalaron que el trabajo infantil surge de la pobreza creciente de la población.  «Trabajamos porque la situación actual es muy difícil, nuestros padres no tienen buenos trabajos y los precios de los productos son muy caros y ayudamos a la familia»

Consideraron que no se podría contemplar la abolición del trabajo infantil sin que antes el Estado mexicano garantice y revierta las condiciones estructurales de marginación y exclusión de la población que se encuentra en un rango menor a los 18 años de edad.

Proclamaron su derecho al trabajo y se pronunciaron en contra de la modificación al artículo 123 constitucional, que eleva la edad mínima de trabajo de 14 a 15 años de edad.

«Tenemos derecho a trabajar porque nos da dignidad, experiencia y aprendizajes. Nosotros estamos en contra de esa ley sobre la edad para trabajar. El trabajo es una fuente de vida y cuando trabajamos nos sentimos felices y satisfechos».

De ahí que la infancia y adolescencia trabajadora en Chiapas exijan al Estado y la sociedad ser reconocidos como sujetos de derechos y sujetos sociales activos capaces de incidir en su entorno, como ciudadanos con una identidad y voz propia con derecho a ser escuchada y tomada en cuenta.

También exigen un trabajo digno y libre de explotación y maltrato, incluso para sus familias, empleos formativos y contribuya al mejoramiento de su calidad de vida, cumplimiento de todos sus derechos y la posibilidad de desarrollar y alcanzar su proyecto de vida en condiciones de equidad, dignidad y libertad.

Precisaron que en México, 18 millones de niñas, niños y adolescentes viven en pobreza multidimensional, más de tres millones y medio de cinco a 14 años realizan alguna actividad económica, y en Chiapas la cifra alcanza los 82 mil 276 de los cuales el 73.11 por ciento trabaja en el sector primario.

El porcentaje restante se dedica a artesanales e industriales (6.7) y de servicios (19.44); de estos el 43 por ciento no asiste a la escuela y el 57 por ciento combina el trabajo con el estudio, según fuentes oficiales y el INEGI.

«Guerrero, Oaxaca y Chiapas son los estados donde ese fenómeno tiene una mayor presencia y es recurrente en las entidades del sur-sureste. En San Cristóbal de Las Casas, de acuerdo al último conteo temporada baja realizado en febrero de 2014 por Melel Xojobal, dos mil 594 niñas y niños trabajan y mil 205 acompañan a sus familiares mientras realizan sus actividades laborales. Más del 92.2% son indígenas»

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