Inicia juicio contra crimenes en la dictadura tunecina

Un tribunal de Gabes ha iniciado el primer juicio fruto de las labores de la Instancia de la Verdad y la Dignidad

Agencias

[dropcap]S[/dropcap]iete años después de la Revolución, la transición tunecina ha logrado este martes un nuevo hito: la celebración del primer juicio por los crímenes de la dictadura en el marco de la justicia transicional. El proceso es fruto de las labores de la Instancia de la Verdad y la Dignidad (IVD), la institución encargada de investigar los abusos del Estado y de compensar a las víctimas. En la última fase de su mandato, la IVD ha transferido a los tribunales especializados 34 dosieres representativos de las peores atrocidades cometidas en las últimas seis décadas. Entre los acusados en estas causas, figuran no solo los verdugos, sino las más altas instancias del Estado de la época.
El caso escogido para abrir este histórico proceso es el relativo a la desaparición, tortura y asesinato en 1991 de Kamal Matmaty, un activista político de tendencia islamista. «El caso Matmaty es muy simbólico porque recoge varias de las más graves violaciones de derechos humanos cometidas durante la dictadura … Casi 27 años después, la familia todavía no sabe dónde se halla su cadáver», explica Béchir Jalfi, presidente de una asociación de víctimas y autor de un libro sobre la biografía del activista. De hecho, durante muchos años las autoridades hicieron creer a sus familiares que Matmaty todavía se hallaba con vida, y solo admitieron su muerte de manera oficial tras la Revolución.
El Palacio de Justicia de Gabes, una ciudad del sur del país, se llenó a rebosar de activistas, víctimas y de emociones. Sin embargo, quienes no asistieron a la vista fueron los 14 acusados, entre los que se cuenta el exdictador Ben Alí, exiliado en Arabia Saudí, y su ministro del Interior. El tribunal tomó declaración como testigos a varios colegas de la víctima y agentes de policía que servían en la comisaría donde Matmaty falleció entre torturas. Fátima, su octogenaria madre, también ofreció su testimonio, interrumpido por unas lágrimas y sollozos que se contagiaron por toda la sala.
«Lo que queremos es saber toda la verdad, y sobre todo, dónde se encuentran los restos de mi marido, para poder enterrarlo dignamente… También que los culpables paguen por lo que hicieron», explicaba a la entrada del tribunal Latifa, viuda de Matmaty, cuya mirada aún transmite una insondable tristeza. En esta jornada histórica, le acompañaron decenas de víctimas venidas de todos los puntos de la geografía tunecina. «¿Kamal Matmaty dónde está?», coreaban mientras sostenían pósters con la fotografía del malogrado activista en unas tiendas instaladas frente al tribunal. Sus voces se colaban en la sala, recordando a los magistrados la trascendencia de este proceso.

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