La apuesta del PAN / Rodrigo Ramn Aquino

En 2012, las candidaturas del PAN fueron un chiste. A gobernador postuló a Emmanuel Nivón González, expresidente municipal de Tapachula que a la postre pasó una temporada en el botellón. Para alcalde capitalino sumó a un totalmente desconocido Maya de León Villard, hermano de las gemelas Sasil —hoy espectacular diputada federal por el Distrito VI— e Itzel —aún diputada local panista. Ese año, también, Acción Nacional perdió la Presidencia de la República.
La burla, el encono y el distanciamiento de la ciudadanía llevaron a los panistas al sótano. Pero no hay derrotas permanentes ni victorias definitivas. Así lo demostraron en el pasado proceso electoral federal. Se agenciaron la segunda posición nacional de las fuerzas políticas de nuestro país. Con bríos renovados el proceso local de Chiapas pinta distinto y voltearon a ver a los de casa, a los que se quedaron tras la debacle.
Esta vez —da la impresión— de verdad quieren competir y ganar. Por lo menos eso se puede afirmar en la capital chiapaneca. Como candidato a presidente municipal llevan a un panista de cepa. Controvertido. Querido y odiado. Con tantos defectos o más que virtudes, pero popular, conocido, echado para adelante. Pese a todos los pesares, el PAN le dio el visto bueno a Paco Rojas de último momento. Incluso pese al tremendo video-escándalo recientemente protagonizado. Sopesaron que si alguna posibilidad real de competencia tenían en Tuxtla Gutiérrez ésta se haría efectiva de la mano de Rojas como el abanderado.
Fortaleciendo el equipo azul y buscando la diputación local por el poniente de la capital, va el diputado federal Juan Jesús Aquino Calvo. Hombre de lealtades a su instituto político, Aquino se ha convertido en el arquetipo del panismo en Chiapas. De probada experiencia legislativa —ya fue presidente de la Mesa Directiva del Congreso y presidente de la Junta de Coordinación Política en la LXIV legislatura local, además de su bien calificado desempeño en la Cámara Baja del Congreso de la Unión como único panista chiapaneco, de cuya actuación se recuerda su franca lucha contra la homologación del IVA en la Frontera Sur—, de Juan se espera una campaña propositiva y viable, sin descalificaciones, que aliente el voto por la oposición responsable y capitalice el desencanto ciudadano.
Y para los que extrañan al PAN —así como reza su propaganda—, se volvieron a buscar perfiles ciudadanos, como es el caso de la empresaria Astrid Pastrana Salazar, quien es la abanderada para competir por la diputación del oriente de Tuxtla. Pastrana no sólo es reconocida como un agente económico importante para el desarrollo de la capital, sino que su perfil está pensado para generar la empatía necesaria en la clase media, la que regularmente vota por el partido que gobernó el país durante 12 años cuando tienen buenas propuestas y candidatos.
Lo dicho, pareciera que el PAN, ahora situado como la segunda fuerza política nacional, sí quiere competir y ganar. La ciudadanía tiene que parar bien la oreja y escuchar sus propuestas. En una de esas y da la sorpresa.

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