¿La verdad está allá afuera? / Eduardo Torres Alonso

Los gobiernos ocultan información. Las políticas de transparencia no son totales. En un Estado de derecho, la información se clasifica como reservada o confidencial de acuerdo con criterios establecidos. La finalidad de mantener en secreto algún tipo de información responde, generalmente, a intereses vinculados a la seguridad nacional, la seguridad pública o la defensa nacional o porque tiene datos personales concernientes a una persona identificada o identificable, siguiendo la legislación mexicana, a manera de ejemplo.

Mucho se ha dicho que autoridades, principalmente, estadunidenses han ocultado información sobre la existencia de habitantes de otros planetas: avistamientos, encuentros del “tercer tipo”, incluso, que en el Área 51, la base militar del ejército de aquel país, hay una nave alienígena. Las teorías de la conspiración sobre el tema han inundado la literatura y hay series de televisión tan exitosas (y queridas) que forman parte de la cultura popular. X-Files es una de ellas.

¿Quién no recuerda a Fox Mulder y a Danna Scully? Los noventa fueron su década. La dupla de detectives del FBI atrapó la atención de los televidentes en ese momento y lo sigue haciendo con las nuevas generaciones cuando ven los capítulos en alguna plataforma de streaming.

Casi 30 años después del estreno de esa serie, el tema de la vida extraterrestre vuelve a ser noticia. En medio de las noticias sobre la infame guerra en Ucrania, el Observatorio Astronómico Principal de Kiev en coordinación con la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania publicó un informe en donde menciona que se ha registrado actividad de objetos voladores no identificados en el espacio aéreo ucraniano. Este asunto, que podría pensarse es una especie de distractor, se vincula a otro suceso registrado meses atrás: en mayo, el Congreso de Estados Unidos (EE. UU.) celebró su primera audiencia pública sobre el tema, en más de medio siglo, con el subcomité de Inteligencia de la Cámara de Representantes.

Pensar que somos la única especie en un universo desconocido suena poco convincente. Más cuando resulta claro que hasta en la Tierra, de vez en vez, se descubren nuevas especies en lugares remotos. ¿Por qué no habría otros seres a miles de años luz?

Hasta el momento, la ciencia –cauta como es– no afirma ni niega la existencia de vida fuera de este planeta, pero lo que sí ha hecho es buscar condiciones para que la vida, la que se conoce debajo de la atmósfera, continúe y se extienda, porque es claro que la Tierra está en crisis; de ahí, el renovado impulso de los programas espaciales.

Mientras se constata si hay seres distintos a los humanos, el tema pertenece a la esfera de la seguridad nacional. La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio de Estados Unidos estudiará los fenómenos aéreos no identificados (UAP, por las siglas en inglés de Unidentified Aerial Phenomena) a petición del Congreso de EE. UU.

Hay información oculta sobre el tema; poco a poco, los archivos relacionados se desclasifican. Mientras se sabe la verdad –si es que eso es posible en un tema como este– la especie humana enfrenta el reto decisivo de su propia sobrevivencia.

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