Las tres M: medio, mensaje y multa / Eduardo Torres Alonso

«El medio es el mensaje» es una frase de la década de los sesenta del siglo pasado, acuñada por el investigador Marshall McLuhan, que significa que el medio influye en la percepción del mensaje. Hoy, parece que, esta suerte de aforismo cobra una parte de su valor al presenciar la influencia de las redes sociodigitales, particularmente en personas jóvenes. Es en el ciberespacio en donde se libra una parte de la batalla política y electoral, y en donde se consiguen potenciales electorales, pero también es el terreno en el cual se difunden falsas noticias y se crea un ejército de bots que intenta manipular la experiencia virtual del usuario. La otra parte de la batalla tiene lugar en la calle y la plaza.

Pasadas las elecciones del mes de junio en donde se eligieron diputaciones federales y locales, gubernaturas, y autoridades municipales, el Instituto Nacional Electoral (INE) inició el proceso de revisión de los gastos en los que incurrieron los partidos políticos y las personas postuladas a los diferentes cargos en competencia. Esa es una de las facultades de este órgano constitucional autónomo y sus labores en materia de fiscalización han sido objeto de reconocimiento, aunque no han estado exentas de polémica. Merced su tarea fiscalizadora se conocieron los casos «Amigos de Fox», «Pemexgate» o Monex.

Diez partidos políticos nacionales, uno local y una candidatura independiente fueron objeto de sanciones a partir de haberse detectado diversas irregularidades en el manejo de los recursos. Un par de partidos políticos tuvieron un comportamiento irregular en la difusión de sus mensajes proselitistas. Uno de ellos, de color verde, fue acusado de contratar a influencers para difundir sus propuestas durante la veda electoral (entre el 3 y el 6 de junio), como es conocido el periodo en el cual están prohibidos la celebración de actos proselitistas y los llamados al voto, de acuerdo con el artículo 251 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales. Nadie está en contra de la libertad de expresión de las 104 personas influencers mas la evidencia es incontrovertible: sus mensajes tuvieron un contenido muy similar –por no decir idéntico, lo que demuestra que fue una acción deliberada, planeada. El mismo partido hizo lo mismo en 2015. Su conducta es reiterada.

La sanción a la que fue objeto asciende a 40.93 millones de pesos y se le interrumpirá la transmisión de comerciales durante un año. No obstante, los recursos para pagar esta multa saldrán de los impuestos de la población mexicana ya que el partido destinará parte de sus prerrogativas al pago de aquélla.

El otro partido, Movimiento Ciudadano (MC) y su candidato Samuel García, hoy gobernador electo de Nuevo León, también fueron multados por algo similar: el medio y el mensaje. Mariana Rodríguez utilizando sus redes sociales expresó su respaldo a García, su esposo. Mariana, además de ser una persona física es una persona moral puesto que su nombre está registrado como una marca, lo que hace que dichas publicaciones de apoyo no las haya realizado sólo como quien tiene un vínculo afectivo sino como una persona con actividad empresarial que comercializa sus historias en Instagram. La discusión está lejos de ser sobre censura o violencia política contra las mujeres en razón de género, como ha dicho Mariana; es un asunto de ausencia de reporte de una donación en especie, así lo plantea la norma electoral en la actualidad. Señalar otras causas –que no tienen justificación– es contaminar la discusión y tratar de distraer el motivo real. Respecto a MC se advirtió la triangulación de recursos, lo que muestra un modelo diseñado para eludir las reglas de financiamiento privado.

La sanción a este partido es de poco más de 55 millones 700 mil pesos y para el entonces candidato, la multa es de casi medio millón de pesos; por las aportaciones en efectivo al partido, la cifra de la multa es de casi 28 millones de pesos.

El medio por el cual se difundieron los mensajes de apoyo al partido y el candidato no es tradicional: la plataforma usada fue Instagram, lo que plantea un nuevo reto tanto para las autoridades como para los legisladores. ¿El número de seguidores en las redes será razón para investigar a alguien si publica un mensaje de apoyo a una candidatura o partido?, ¿si un sujeto con mucha aceptación pública dice algo en favor de una persona candidata o de un partido se le acusará de poner en riesgo la equidad de la contienda?, ¿hasta dónde pueden llegar las actuaciones de las instituciones del Estado en materia electoral, bursátil, financiera e impositiva –más allá de la identificación de dinero del crimen o de grupos en la periferia de la ley– en la fiscalización de partidos y candidatos?, ¿qué están dispuestos a realizar los partidos y las personas que compiten por cargos para hacerle fraude a la ley?

Las sanciones del INE demuestran una cosa: que los influencers y Mariana fueron parte de las estrategias de campaña, y el desprecio por la norma por parte de los jugadores.

Si por llegar al poder se está listo para burlar la ley, entonces, en el ejercicio del cargo no se tendrá disposición para hacerla cumplir y menos para observarla. «Por sus acciones los conoceréis».

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