Libros en Frases / Francisco Felix

Tokio Blues / Haruki Murakami

A nadie le gusta la soledad. Pero no me interesa hacer amigos a cualquier precio. No estoy dispuesto a desilusionarme.
Lo que hace falta son pautas de conducta, no ideales.
Un caballero es quien hace, no lo que quiere, sino lo que debe hacer.
Para un cierto tipo de personas el amor surge con un pequeño detalle. Y, si no, no surge.
Cada uno es el espejo de los demás.
Lo que nos hace personas normales es saber que no somos normales.
En este mundo hay gente que, a pesar de estar dotadas de un talento excepcional, son incapaces de realizar el esfuerzo necesario para sistematizarlo, y su talento se acaba malogrando.
Haya o no revolución, el pueblo seguirá sin contar para nada y tirando para adelante, día a día.
Hablar es muy fácil. Lo importante es limpiar la mierda o no hacerlo.
Es importante que uno encuentre buena la comida. Es una prueba de que está vivo.
Las personas, al morirnos, dejamos atrás unos pequeños y extraños recuerdos.
No te compadezcas de ti mismo. Eso sólo lo hacen los mediocres.
No tengo prisa, pero la primavera es una buena estación para empezar una nueva vida.
En una caja de galletas hay muchas clases distintas de galletas. Algunas te gustan y otras no. Al principio te comes las que te gustan, y al final sólo quedan las que no te gustan. Pues yo, cuando lo estoy pasando mal, siempre pienso: «Tengo que acabar con esto cuanto antes y ya vendrán tiempos mejores. Porque la vida es como una caja de galletas.
Sin duda, abril es el peor mes para estar solo.
—Ya sabes cómo son las chicas —me comentó—. Cuando cumplen veinte o veintiún años, de repente empiezan a pensar de una manera muy concreta. Se vuelven realistas. Todo lo que antes tenían de adorable empieza a parecerte vulgar y deprimente.
Cuando uno está rodeado de tinieblas, la única alternativa es permanecer inmóvil hasta que sus ojos se acostumbren a la oscuridad.
El amor que siento por Naoko es plácido, dulce y transparente, pero mis sentimientos por Midori son de una naturaleza muy distinta. Se levantan y andan, respiran y laten.
Amar a alguien es algo maravilloso y, si este sentimiento es sincero, no tiene por qué arrojar a nadie en un laberinto.
Nosotros (con «nosotros» me refiero a la gente normal y a la que no lo somos tanto), todos nosotros somos seres imperfectos que vivimos en un mundo imperfecto. Y no debemos vivir de una manera tan rígida, midiendo la longitud con una regla y los ángulos con un transportador como si la vida fuera un depósito bancario.
La muerte no se opone a la vida, la muerte está incluida en nuestra vida.
El conocimiento de la verdad no alivia la tristeza que sentimos al perder a un ser querido. Ni la verdad, ni la sinceridad, ni la fuerza, ni el cariño son capaces de curar esta tristeza. Lo único que puede hacerse es atravesar este dolor esperando aprender algo de él, aunque todo lo que uno haya aprendido no le sirva para nada la próxima vez que la tristeza lo visite de improviso.
Las cartas no son más que un trozo de papel. Aunque se quemen, en el corazón siempre queda lo que tiene que quedar; por más que las guardes, lo que no debe quedar desaparece.

@fcofelixd
www.fcofelixd.blogspot.mx

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *