Los 40 mil que podria no votar en Chiapas / Hector Estrada

La falta de credibilidad en los procesos electorales y la indiferencia social que estas jornadas generan entre la población ha provocado durante los últimos años niveles de abstencionismo que deberían ser tema de preocupación para las autoridades electorales acostumbradas a declarar ganadores con menos del 30 por ciento del respaldo de los votantes.
Muestra clara de este desinterés son las recientes cifras publicadas por el Instituto Nacional Electoral (INE) que señalan que más de 40 mil personas que tramitaron su credencial de elector en Chiapas durante el 2014 no han acudido a recoger su identificación, sólo dos meses antes de que concluya el plazo para poder hacerlo.
Junto a Puebla, Oaxaca, el Estado de México y el Distrito Federal, Chiapas tienen una de las más altas cifras de plásticos de identificación electoral no recogidos hasta el pasado 31 de enero pasado; fecha en que se terminó el plazo para que los ciudadanos efectuaran nuevos trámites de actualización o reposición de la credencial.
Se trata de una cifra de suma importancia que representa casi el doble de votos obtenidos por el cuarto partido más votado en Chiapas durante las pasadas elecciones estatales. Son votos suficientes para mantener el registro de un partido político en la entidad o marcar la diferencia entre el ganador y el segundo lugar de la próxima contienda electoral.
Esta es una de las más claras muestras del desinterés en la tan desacreditada democracia mexicana, con ciudadanos a quienes ya ni siquiera les interesa recoger su credencial de elector para participar en las jornadas electorales venideras.
Las credenciales de elector se han convertido con el paso de los años más en documentos de identificación indispensables para trámites personales que en verdaderos instrumentos de participación democrática. Son plásticos de requisito en materia de tramitología cuyo valor real ya es cosa de un pasado vergonzoso.
Hoy a nivel nacional más de un millón 96 mil credenciales de elector permanecen prácticamente en el olvido, a la espera de ser recogidas con fecha límite del 1 de marzo, pues de lo contrario convertirán sufragios en el limbo sin ser ejercidos o un jugoso botín disponible para ser sumado a los votos totales de algún candidato oficial.

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