Los negocios de Murat en Chiapas / Hector Estrada

Ahora que está de moda hablar sobre el sospechoso enriquecimiento del ex gobernador de Oaxaca José Murat, con sus lujosas propiedades en los Estados Unidos, resulta innegable desempolvar «expedientes turbios» que han vinculado al ex mandatario estatal con Chiapas y otras tantas figuras públicas que ahora también resultan incomodas para más de uno.

Pese a las múltiples acusaciones de corrupción, enriquecimiento ilícito y negocios turbios a través de empresas fantasmas, fue necesaria la intervención de medios de comunicación extranjeros para poner sobre la agenda nacional y dar crédito a las irregularidades descaradas con las que Murat se ha manejado desde su prolongada administración estatal.
Para nadie es un secreto los estrechos vínculos del político oaxaqueño con ex gobernadores chiapanecos como Pablo Salazar Mendiguchía y Juan Sabines Guerrero. El mismo Murat se encargó de vociferar a los cuatro vientos su participación protagónica en las negociaciones internas para agilizar la salida de Pablo Salazar de prisión.
Sus constantes contactos telefónicos, visitas personales y muestras de afecto a Sabines Guerrero, durante el gobierno de éste último, fueron prácticamente del dominio público. Por más de una década la injerencia del oaxaqueño en la entidad chiapaneca se convirtió en asunto de estado.
Pero los vínculos personales no se limitaron a relaciones meramente amistosas. Durante el sexenio pasado a José Murat se le vinculó fuertemente con licitaciones millonarias de obra pública en territorio chiapaneco.
Con empresas como Muraza y Alzurio, presuntamente ligadas a Murat, junto a otras empresas fantasmas del ex gobernador veracruzano Fidel Herrera, se adjudicaron obras públicas por más de mil 800 millones de pesos, tan sólo durante periodo 2009-2011.
Sin procesos públicos de licitación, ni tardados trámites burocráticos, los millonarios recursos eran entregados en tiempo y forma a estas empresas con domicilios fiscales en el vecino estado de Oaxaca. Todo como pago a proyectos que ni siquiera fueron concluidos conforme se estipuló en los contratos.
Aunque como ahora, con las acusaciones sobre sus propiedades dentro de la «Gran Manzana», José Murat ha negado todo vínculo, en ese entonces se deslindó también de José Ortiz Limón y José Manuel Flores Ríos, representantes legales de las empresas Moraza y Alzurio. Sin embargo, ahora las pruebas de su enriquecimiento ilícito parecen dar razón esas viejas acusaciones.
Hoy con el nuevo escándalo, los negocios «turbios» del ex gobernador oaxaqueño en Chiapas deberán estar regresando a la mira del escrutinio público. Seguramente se reavivarán los señalamientos del pasado y podrían reactivarse procesos de investigación en la Función Pública que se han mantenido en el archivo del olvido conveniente.
Dentro del grupo de los ex gobernantes incómodos esta vez le ha tocado a Murat ser subido al banquillo de los enjuiciados, de los inconvenientes y de los caciques caducos que se enfilan en una larga lista de personajes con igual o más largas «colas» que las del oaxaqueño, ahora desafortunado.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *