Madres trabajadoras y Escuelas de Tiempo Completo / Claudia Corichi

El programa Escuelas de Tiempo Completo (ETC) creado en 2008, tenía como objetivo inicial mejorar la calidad del aprendizaje mediante la ampliación del tiempo escolar de las niñas y niños de educación básica; la extensión de la jornada garantizaría la calidad y la equidad en la educación, mejorar el aprendizaje de los alumnos y en consecuencia los resultados educativos.

Además de tener horario ampliado y comida en los centros escolares, para establecer una ETC era necesario que un territorio contara con: población indígena, grado de marginación, carencia de servicios básicos y los índices delictivos. En suma, se trataba de un apoyo esencial en el aprendizaje de las niñas y niños más pobres mediante una buena alimentación.

Durante la presente administración, aquel programa se convirtió en «La Escuela es Nuestra» cuyas Reglas de Operación se eliminaron el 28 de febrero y por tanto se extinguió todo el modelo.

Esa modalidad escolar beneficiaba no sólo a los pequeños y a los docentes quienes contaban con un ingreso adicional; también a sus madres de manera prioritaria que podían disponer de tiempo para trabajar, generar ahorros respecto a su manutención y tener la certeza de que sus hijos estarían seguros a cargo de personal especializado al ser atendidos en la escuela. Se estima que una de cada tres familias en México es encabezada por una mujer trabajadora.

Las razones para desaparecer las ETC era que los recursos «no llegaban de manera directa ni se ejercían de forma óptima». En su lugar se ha propuesto otorgar el apoyo para la alimentación y la mejora de la infraestructura educativa mediante la entrega de los recursos a comités de madres y padres de familia que determinarán su uso.

Como cualquier política pública, Escuelas de Tiempo Completo debe evaluarse y debe ser un proceso de mejora continua, pero no me cabe duda que contribuía a garantizar la autonomía económica de miles de madres con hijos en edad escolar, y aminoraba la brecha de desigualdad entre las poblaciones más vulnerables tanto en zonas rurales como urbanas.

La agencia de Naciones Unidas para la infancia UNICEF, ha señalado que el esquema buscaba que las mujeres comenzaran a incorporarse al mercado laboral, lo que representaba un ingreso para las familias y el empoderamiento económico que en mi opinión debe ser prioritario.

Una política de Estado que asegure la autonomía económica de las mujeres y el impulso de un Sistema Nacional de Cuidados es un tema pendiente en la agenda de igualdad de género en nuestro país. Toda decisión tiene que hacerse con una perspectiva de género y los derechos humanos de las personas.

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