El gobierno federal domina la agenda de medios. Es decir, Andrés Manuel López Obrador, con sus conferencias matutinas, suministra los componentes informativos del día. Vienen réplicas, titulares, tuits, análisis varios y posicionamientos políticos a favor y en contra. El principal tema de estos días y que da para muchos más dividendos públicos es la lucha contra el robo de combustibles.
La lucha contra el huachicol y sus repercusiones acaparan los reflectores. Los adversarios políticos han dado la lucha con el discurso de desabasto de gasolina, han hecho hincapié en eso y sin darse cuenta dejaron ir su mejor (aunque mezquina) bandera: la tragedia Moreno Valle. Agarraron mal al toro, y ahora ese toro es el que alza en brazos a Andrés Manuel, quien está en sus picos de popularidad.
El del Presidente es un ejercicio con personalidad. No es buen orador, pero sí un excelente comunicador político. Comunica a quien tiene que comunicar, a la base de su poder: al pueblo. Y no obstante la tragedia en Hidalgo, que es lamentable sin escatimar nada, la lucha contra la corrupción es pacífica. No es una guerra. Se trata de poner orden y tomar el control de los recursos de la nación para beneficio de la nación. Es el discurso.
En cuanto a lo local, da la impresión que aún se están afianzando. Viendo las condiciones con que reciben, conociendo los compromisos que se tienen, valorando los ajustes necesarios con lo que hay, y así poder ejecutar un proyecto viable para no desperdiciar la oportunidad. En cuanto a su narrativa, es predecible que Rutilio evoque permanentemente el discurso nacional, como homenaje y disciplina de quien entiende que pertenece a un movimiento.