«Arqueóloga Pilar Luna Erreguerena», este es el nombre que, de ahora en adelante, llevará la Biblioteca de la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), como se anunció la tarde de ayer durante una jornada de homenaje a quien fuera pionera de esta disciplina en México, así como una de las más notables defensoras del patrimonio cultural sumergido de nuestro país.

En el marco de la XXXI Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH) y mediante una videotransmisión, el director general y la secretaria técnica del Instituto, Diego Prieto Hernández y Aída Castilleja González, respectivamente, dieron conocer lo anterior.

Detallaron que el acervo bibliográfico de la SAS, con sede en la oficina de esta subdirección, en la calle de Moneda N° 16, en el Centro Histórico de la Ciudad de México, consta de cuatro mil 639 libros, 207 revistas especializadas y 65 tesis que, hasta el momento, se han producido acerca de esta rama de la arqueología que la propia Pilar Luna fundó en nuestro país.

«Pilar fue una excelente colega, una generosa amiga, una invaluable maestra para muchas generaciones de investigadores, y además la iniciadora de los estudios de arqueología subacuática en México, y con una importante dimensión en América y el resto del mundo», declaró el antropólogo Diego Prieto Hernández.

Previo a este anuncio, en tres conversatorios distintos, colegas y alumnos de la célebre arqueóloga abordaron las enseñanzas que les dejó y el modo en que les instruyó en la investigación, difusión y defensa del patrimonio cultural.

Un ejemplo, de lo anterior, evocó el coordinador nacional de Arqueología del INAH, Pedro Francisco Sánchez Nava, fue el modo en que Pilar Luna evitó la entrada a aguas nacionales de una empresa extranjera buscadora de tesoros, la cual ―a inicios del presente siglo― tejió conexiones del más alto nivel en nuestro país con el objetivo de comercializar los objetos del pecio de «Nuestra Señora del Juncal».

Dado que la empresa aseguraba que ya tenía ubicado el naufragio del galeón, lo único que quedaba por dirimir era la autorización para la exploración y posterior reparto de lo hallado.

No obstante, recordó Sánchez Nava, la posición de Pilar Luna, como titular de la SAS, fue siempre tajante: «el patrimonio cultural no se comercia», de allí que, no obstante de llegar a recibir amenazas, se mantuvo firme en la negativa a permitir la entrada a las aguas mexicanas de esa compañía multinacional.

Gracias a la ética que caracterizó siempre a su desempeño profesional, se subrayó, hoy la SAS y el INAH mantienen la ruta que marcó Pilar Luna para la investigación profesional de los sitios arqueológicos sumergidos.

Alumnos suyos, como los arqueólogos subacuáticos Roberto Junco Sánchez, Helena Barba Meinecke y Laura Carrillo Márquez, así como la historiadora Flor Trejo Rivera; lo mismo que colegas como Adriana Velázquez Morlet, Jim Chatters, Alejandro Álvarez y Dominique Rissolo, quienes participaron junto a ella en el descubrimiento del sitio arqueológico Hoyo Negro, en Tulum, celebraron a lo largo de tres conversatorios virtuales, disponibles en INAH TV, la vida y la obra de Pilar Luna, enfocada en tres aspectos: poner en valor y dar marco legal al patrimonio arqueológico sumergido; abrir brecha para las mujeres en esta disciplina, y formar nuevos cuadros de profesionales en la materia.

Cabe destacar que, en la serie de conversatorios en recuerdo de Pilar Luna Erreguerena, el subdirector de Arqueología Subacuática del INAH, Roberto Junco Sánchez, comentó que ya se prepara una publicación que pronto se sumará a los homenajes para esta insigne investigadora.