Por la Cuarta / Enriqueta Burelo

«Hacer el amor en silla de ruedas»

[dropcap]H[/dropcap]acer el amor en silla de ruedas. «Es casi como la primera vez que tuviste sexo: tuviste que descubrir cómo hacerlo y te sentiste bien». Te puedes imaginar que por un accidente o enfermedad o por nacimiento te encuentras atrapada en una silla de ruedas, pienso en ello como una primera visión, pero puedes ser que seas ciega, o puedes padecer de condrodisplasia punctata recesiva, que provoca deformaciones en el cuerpo, o niñas cristal.
Siempre he pensado y más que nada lo he sentido, que el erotismo y la sexualidad son vías y ¡que vías!… de comunicación entre los seres humanos. Siempre encuentras notas, folletos, consejos que te dicen que es muy saludable tener sexo lo más seguido que puedas, ya que ello produce la dopamina, que es la responsable de sentimientos como el amor y la lujuria, sin embargo, le negamos a las mujeres con discapacidad tener su dosis diaria de dopamina. Y en qué cabeza cabe que las personas con discapacidad son asexuadas o tienen una sexualidad descontrolado o que no entienden bien de que se trata la genitalidad, ellas también son deseantes y deseadas.
Por otro lado, cabe recordar que la sexualidad no es solo el acto sexual, es acariciarse, abrazarse, jugar con nuestro cuerpo y de repente, me encanto saber de la existencia de Intimate Rider, para modalidades de discapacidad que limitan la movilidad y como si estuviera viendo el Kamasutra para discapacitados, así es el video de instrucciones para que personas con lesiones de médula espinal aprendan sobre sexo y sexualidad en sus propios términos. Asimismo, «Juguetes sexuales adaptados», una presentación de 42 diapositivas, contiene videos informativos que presentan una serie de ayudas sexuales. Entre la lista de accesorios sexuales más familiares se encuentran azotadores a prueba de agua, sábanas a prueba de manchas para la incontinencia y vibradores de alta potencia para áreas de sensación reducida, me pareció fantástico.
Christine Sellinger, tenía 19 años cuando un accidente de rapel la dejó paralizada de la cintura para abajo: «Recuerdo pensar que nunca podría tener citas de nuevo, porque nadie sale con personas con discapacidades», dijo. Le hicieron una cirugía de espalda unos días después del accidente y luego estuvo tres meses y medio en una rehabilitación intensa. En ella debía reaprender todos los aspectos de su vida. ¿Por qué el sexo no está en esa lista? Es una actividad de la vida diaria. Todos los hacemos, ¿por qué nos asusta hablar sobre eso? «Su primera silla de ruedas era de una marca llamada «Quickie» (en español significa un rapidín) y Sellinger bromeaba diciendo que «era el último rapidín que tendría».
Los hombres con lesiones de médula espinal indagan sobre su capacidad de tener una erección apenas les ocurre la lesión. Las preguntas de las mujeres tienden a venir después o durante el proceso de rehabilitación, y son más sobre el romance y las citas.
Laura una chica alemana ha demostrado que su discapacidad no le ha impedido vivir, ni tener citas, está inscrita a Tinder y a través de esta aplicación conoció a muchos jóvenes y a su actual pareja con quien lleva dos años. Ha escrito un libro sobre sus experiencias y señala una anécdota que me encantó: Estaba en la cama con un chico con quien había tenido una cita, cuando se voltea y me pregunta ¿y ahora que hacemos?, ella de forma amable y entre risas le comentó, ¿no me digas que es tu primera vez?, Simplemente tómame.
Para mujeres con discapacidad y sin ella, no hay sexo único, cada una tiene que saber lo que le gusta y lo que le parece bien, pero antes tiene que descubrirlo.
¡Y a producir dopamina se ha dicho….!

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