Presentan libro «Las paradojas de las tierras protegidas en Chiapas»

María del Carmen Legorreta Díaz, una de las autoras, consideró que en Chiapas se debe impulsar una política conservacionista que permita el desarrollo de los pueblos

Cosme Vázquez /ASICh

[dropcap]E[/dropcap]n Chiapas se debe impulsar una política conservacionista que permita el desarrollo de los pueblos, señaló María del Carmen Legorreta Díaz, una de las autoras del libro «Las paradojas de las tierras protegidas en Chiapas», el cual fue presentado durante el primer día de trabajo de la Tercera Sesión del Congreso Estatal de Manejo Forestal y Desarrollo Rural ante el Cambio Climático, que se lleva a cabo en las instalaciones de la Unicach.
En el libro hacen un análisis de cómo ha funcionado la política pública en las reservas de la biósfera Montes Azules, Lacantún y La Sepultura, donde se resalta más que los aspectos técnicos, qué es la conservación de la biodiversidad, analizan la calidad de la relación entre las poblaciones asentadas en esas reservas y los funcionarios ambientales.
También observan que la construcción de un propósito común no se ha podido dar en ninguna de las reservas de biósferas, aunque en los discursos se diga que se busca el desarrollo sustentable. Pero si este desarrollo serviría a la humanidad y a la política de conservación, por qué hay conflicto entre los funcionarios y la población, según el análisis de ciencias sociales que se tienen.
Hizo un llamado a considerar herramientas, metodologías de las ciencias sociales, como es la negociación integrativa, que son métodos que ya existen para que a pesar de las diferencias se puedan llegar acuerdos que sí sirvan y respeten los intereses y los valores de las partes involucradas.
Legorreta Díaz considera que las políticas públicas instituidas se han impulsado sin tener las herramientas para enfrentar estas diferencias entre las poblaciones que necesitan sobrevivir, que viven en pobreza extrema y que tiene expectativas de desarrollo, frente a los funcionarios que están más preocupados en conservar la biodiversidad y encontrar medidas urgentes para esto.
El choque se da porque las comunidades no pueden cultivar milpa ni producir ganado ni aprovechar la palma como siempre lo ha hecho, en tanto se tiene una política gubernamental dominante del no hacer esto ni hacer aquello, por lo que se debe construir alternativas y confiar en que la población puede aprender nuevas formas de vida, y respetar que es tan importante la conservación como el deseo de desarrollo de los pueblos.
Con todo el argumento del cambio climático y por la urgencia de la pérdida de la biodiversidad, justifica el que se tenga que detener todo y anteponer la conservación como prioritario. Esto al principio estuvo bien para poner un alto al daño causado a la biodiversidad, pero no puede ser una política permanente.
Sin embargo, esta política ha permanecido porque no se saben las herramientas para construir negociaciones no solo como pago por servicios ambientales, sino para crear nuevas capacidades para que los hijos de los ejidatarios y comuneros puedan tener futuro y derecho a heredar la tierra.
A su vez, Conrado Márquez Lozano, de la Universidad Autónoma de Chapingo, uno de los coordinadores del libro, anotó que se trata de una edición entre la UNAM y Chapingo en 2014, de mil ejemplares y próximamente saldrá una edición digital que estará disponible en internet. ASICh

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