Que mas pue… / Carlos Coutiño

FOTO: JACOB GARCÍA

El Tuxtla y SCLC hipocorístico

[dropcap]V[/dropcap]ivimos un momento donde los buenos gobiernan, pero no saben cómo hacerlo, antes gobernaban los malos, pero solo sabían cómo hacer el bien para con ellos mismos, evitando que esa acción positiva fuera para todos, con todos y con una participación de todos.
Tuxtla Gutiérrez y San Cristóbal de las Casas, son dos municipios que representan sin duda un punto neurálgico por ser capital política y la otra capital cultural y económica; eso hace que no se les pueda perder de vista tan fácilmente.
Ambas ciudades viven un hipocorístico en la voz de Carlos Morales Vázquez, como de Jerónima Toledo; para ellos todo es bonito, agradable, de un «Nunca jamás» solo para ellos; pero no para el pueblo.
Ese nunca jamás, que debería retomarse de Dunia Wasserstrom, debe recordar a todos por igual, ciudadanos y gobernantes, que lo que viven estos dos municipios sin excluir a otros de manera eventual, la violencia de cualquiera de sus manifestaciones, desde un simple robo a un transeúnte, hasta el asesinato.
Si bien «Nunca jamás» retrata Dunia, como se separa a la familia, se agrede a través de la más férrea humillación, además de llevarlos a centros de concentración, también es claro que, aunque no es el método exacto, si se ha aplicado en estos dos lugares de Chiapas, por parte de sus autoridades municipales.
En ambos casos lejos de detenerlos y llevarlos a los campos de exterminio, fueron sacados de sus empleos sin pensar que ellos pueden trabajar por necesidad para una medicina, por educación, o simplemente para sobrevivir, sin embargo, no hubo opción y todo se redujo a un nunca jamás por no votar por MORENA.
Hoy, no solo son los despedidos injustificadamente, son también la totalidad de los habitantes de esos municipios, que padecen la incertidumbre de qué pasará si salen a la calle mañana, si regresarán con vida o de qué forma, porque no dan crédito a la forma en que se está presentando.
Para Carlos Morales como Jerónima Toledo; paz, trabajo, armonía, seguridad, alegría, tranquilidad, es lo que viven los ciudadanos a la llegada de ambos personajes, toman un asalto a casa habitación, como un hecho aislado y que eso siempre ha sucedido y que el tema es la corrupción de arriba.
Dicen es un rasguño, un raspón, un muertito, una pérdida de casi nada, que son el hipocorístico de una herida de bala, un navajazo, una muerte violenta, un asalto bancario o comercial; así se descarta por ambos ayuntamientos de tantas muertes, levantones, todo ello provocado por delincuencia literalmente organizada.
No es casual que se presente este tipo de problemas y que se tenga que recurrir al gobierno del estado y federal, cuando el papel de los ayuntamientos es a través de su policía municipal, que es por cierto constitucional, no hace más que ver por ingresos a ellos mismos y a la tesorería a través de levantar bolos, ambulantes, comerciantes de puestos semifijos entre otros.
La situación de estos dos (Tuxtla y San Cristóbal), tiene que ser diferente, más allá del partido, tiene que ventilarse en un llamado real de atención por las altas esferas, ni Carlos ni Jerónima estarán fuera de sus cargos, pero si es necesario que dejen trabajar al gobierno federal y estatal, para poner orden y de manera emergente.
No se puede calificar en estos momentos como un efecto cucaracha, sino más bien, como una falta de respeto a la sociedad de Toledo y Morales, ambos neófitos en el trabajo de la administración pública, pero que es aún peor, por el solo hecho de que llegaron por partidos como el PVEM y PRI.
Ambos son personajes que fueron apoyados en el caso de ella, por priistas que trabajaron para Juan Sabines y Manuel Velasco, aunque la instrucción de incrustarlos en la política a los actuales munícipes, fue de Velasco Coello, quien busca mantener poder en Chiapas.
Con Carlos Morales, es peor aún, pues siempre fue alfil de Manuel Velasco, su incapacidad lo llevó a ocupar el cargo de edil, pues es fácil manejarlo y manipular para que cuide a la perfección la imagen de Fernando castellanos Cal y Mayor, quien dejó un desastre el ayuntamiento y que ahora se dedican a componer en vez de castigar.
Ahí la muestra que no saben qué hacer, y que se hace necesario el que la orden venga desde el Senado Verde para la acción de perjudicar al gobierno de Rutilio Escandón y de allanar el camino para que, a través de MORENA, vuelvan a retomar el poder que les fue quitado por 6 años.
Le han tomado bien la medida a López Obrador, pues saben que no conoce, es en parte pipiolo para con los problemas del país y es ahí donde se aprovechan para apoderarse de ciertos puntos estratégicos como Chiapas, donde la pobreza inunda a los ciudadanos, pero la riqueza se presenta a través de los grupos armados que hacen y deshacen.
El caso del robo de gasolina, el trasiego de droga, armas, combustibles, alimentos, ropa, medicamento, personas, animales y todo lo que se puede imaginar y hasta lo que no, pero que son el negocio de los que ingresan a la política como queda claro en el PRI y el PVEM.
Los chiapanecos en su mayoría tienen esa idea dubitativa de que pasará, pues algunos en su desesperación hacen marchas, protestan y quieren convencer al conglomerado a que es necesario poner un alto a la mediocridad municipal, en este caso de los dos municipios, aunque bien pueden sumarse otros, donde la violencia no está al margen.
En un acápite, sólo puede señalarse que, en estos momentos, si ambas autoridades municipales entienden que es el gobierno federal y estatal, los únicos que pueden limpiar a Chiapas, deben hacerse a un lado y que sean ellos como Guardia Nacional, Ejército, Marina, Policía del Estado y Ministerial, quienes realicen el trabajo, para la seguridad de todo y para todos, no más temor de un secuestro y muertes.

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