¿Quienes son las mujeres haitianas?

Sudamérica dejó de ser un lugar de refugio para las personas de Haití y ahora van más al norte

Molly Goss*

En la última semana he visto impactantes imágenes de mujeres haitianas y sus familias reprimidas por la Guardia Nacional y agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) en el sur de México. Agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos montados a caballo en otros actos de represión contra de miles de personas de Haití. 14 mil migrantes, mayoritariamente haitianas y haitianos, viviendo en condiciones inhumanas en un campamento improvisado bajo un puente en El Rio, Texas, buscando poder ingresar a Estados Unidos.

Las deportaciones que iniciaron las autoridades estadounidenses este fin de semana bajo Titulo 42, una medida de salud pública que busca justificar, detener y sacar a la mayoría de las y los migrantes en la frontera sur de Estados Unidos, un legado de Donald Trump, que sigue utilizando la Administración de Joe Biden.

Estas historias e imágenes han saturado las noticias, pero por qué están saliendo tantas mujeres y sus familias de Haití, ¿quiénes son? y ¿cuáles son sus historias y sus razones para salir de su país? Las respuestas a estas preguntas empiezan mucho antes de los acontecimientos de los últimos meses en el país caribeño.

En enero de 2010, un terremoto de magnitud 7.0 devastó Haití y se estima que murieron entre 200 mil a 300 mil personas. En los siguientes años, muchas mujeres haitianas y sus familias salieron debido a la devastación, inseguridad, corrupción y pobreza.

Algunas mujeres viajaron a Brasil y otras a Chile, dos países que en ese tiempo contaban con políticas más permisivas para las personas migrantes. Durante los preparativos para los Juegos Olímpicos que se celebrarían en 2016 en Rio De Janeiro, mujeres y hombres de Haití encontraron trabajo y la posibilidad de reunificarse con sus familiares en ese país. Se reportó que entre 2010 y 2018, entraron más de 128 mil haitianas y haitianos a Brasil, sin embargo, una crisis económica y políticas más restrictivas en los años subsecuentes, provocó la salida de muchas personas haitianas de Brasil.

Chile, un país que no ha sido conocido históricamente como país de destino para la migración, empezó a ver un número sustantivo de personas migrantes de Haití después del terremoto de 2010 y luego un aumento significativo a partir de 2014, el año que entró en el poder Michelle Bachelet.  Durante su presidencia, con políticas más permisivas hacia las personas migrantes siguió incrementando la migración de Haití, y en diciembre de 2019, se estimaba una población de más de 185 mil personas migrantes haitianas.

Sin embargo, a partir de 2018, en ambos países, las políticas en cuanto a la migración empezaron a endurecer, sumado a otros factores como crisis económicas y el racismo, muchas personas haitianas eligieron abandonar Sudamérica en busca de mejores oportunidades. La ruta que siguieron las llevó a un viaje duro y peligroso a través la brecha del Darién, una zona de selva tropical de 160 kilómetros entre Panamá y Colombia, no sólo peligroso por la selva que tienen que atravesar con animales salvajes y sin recursos básicos como agua y comida, sino también por los robos y agresiones sexuales que se han reportado en la zona.

En 2020, el Instituto para las Mujeres en la Migración en conjunto con «Haitian Bridge Alliance» y el «Center for Gender and Refugee Studies» en conjunto con una investigadora de New York University School of Law, entrevistó a 29 mujeres haitianas y una adolescente sobre sus experiencias en México- todas vivían en ese momento en Tapachula- y sus experiencias de viaje hacia México.

Estas mujeres tenían en común haber vivido en Brasil o Chile antes de que ambos países empezaran una etapa más punitiva en cuanto a sus políticas migratorias. También, compartían el haber salido de su país natal por razones de temor por la violencia e inseguridad y la imposibilidad de satisfacer sus necesidades básicas. Algunas también salieron por razones políticas, debido a la corrupción y violencia política en Haití.

También reportaron sobre la xenofobia y el racismo anti-negro que habían experimentado en Sudamérica y en México; las dificultades para encontrar trabajo por razones de xenofobia y racismo, el aislamiento que sufren por no poder integrarse en la comunidad de Tapachula por falta de documentos. Muchas expresaron su propósito de viajar a Estados Unidos para reunirse con familiares o en busca de una vida con más oportunidades.

Había muchas similitudes en las experiencias de las mujeres en Tapachula en cuanto a sus razones de haber salido de Haití, sus experiencias en el viaje arduo entre Sudamérica y México, y la discriminación y las privaciones que habían sufrido, sus experiencias de vida varias. Por ejemplo, aunque muchas viajaban con niñas, niños y adolescentes y sus parejas, también había mujeres solteras y con diferentes niveles de educación, incluyendo mujeres con educación universitaria y otras que les tocó salir de la escuela a una temprana edad para apoyar a sus familias. Finalmente, estas mujeres representan diversos sectores de la sociedad haitiana.

También había una variedad de razones por haber salido de su país de origen. Muchas expresaron que vivían con temor en Haití por la inseguridad, corrupción y pobreza, algunas mencionaron razones políticas de persecución como la razón principal del por qué habían salido. Todas las mujeres comentaron haber vivido en Brasil o Chile antes de su llegada a México. En general no dominaban el idioma español tanto como sus pares hombres, ya que es común que las mujeres se quedan a cuidar a las y los niños, lo que merma su oportunidad de aprender el idioma.

Otro factor común entre muchas de las mujeres fue el hecho de haber sufrido discriminación racial y xenofóbica en México, tampoco eran claros cuáles eran sus derechos como solicitantes de asilo. La falta de acceso a educación para la niñez haitiana en Tapachula, de servicios médicos confiables y la discriminación que viven, tanto en la sociedad como en las oficinas del gobierno mexicano, todos estos factores han hecho que la experiencia de las mujeres haitianas en México, particularmente en Tapachula, sea un infierno.

Además de todas estas duras experiencias, el pasado 7 de julio otro temblor sacudió a la nación caribeña, dejando una cifra de más de 2 mil muertes y el asesinato de su presidente, Jovenel Moïse, acontecimientos que han exacerbado una situación de precariedad e incertidumbre en el país, lo que implica que las mujeres y sus familias seguirán saliendo de Haití en busca de una vida digna.

*Gestora de Casos de Familias Transnacionales, Instituto para las Mujeres en la Migración, AC (Imumi). Mujer binacional. Maestra en Cooperación Internacional para el Desarrollo por el Instituto Mora. Estudió en la Universidad de California en Santa Cruz y la Universidad de Costa Rica la licenciatura en Estudios Latinoamericanos.

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