Podrán sonreír en la foto, podrán saludar al mismo tiempo al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, podrán ser dirigentes estatales de los partidos que se disputan el título de la primera fuerza política en Chiapas, podrán ir en alianza, pero lo que no nos pueden hacer creer es que son amigos.
Roberto Albores Gleason, presidente del Comité Ejecutivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional, y Eduardo Ramírez Aguilar, presidente del Comité Ejecutivo Estatal del Partido Verde Ecologista en Chiapas, podrán ser en estos momentos de todo, menos camaradas.
Son la personificación de la rivalidad. Ambos le dan sentido al concepto némesis. Son antítesis. La élite política de Comitán y la élite emergente (una élite que los conservadores de la antigua Balún Canán nunca aceptarán pero tienen que soportar acomodaticiamente porque los tiempos políticos se los demandan. Y, caray, vivir fuera del presupuesto, ni que fuera de Tapachula, se habrán de decir).
Mañana tanto verdes como rojos sabrán oficialmente de los acuerdos en la mesa. Los tucanes celebrarán que la capital sea completita para ellos y los diablos lamentarán que no se hayan retenido las posiciones que presumían suyas.
No, no puede haber peor tiempo para hacer amigos que éste.
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