Sumidero / Édgar Hernandez Ramirez

Las motivaciones ocultas de la CNTE

Los líderes magisteriales de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en Chiapas, arriaron la bandera de la Reforma Educativa e izaron otra rotulada con las exigencias de la reconstrucción de escuelas dañadas por el sismo del año pasado, el pago de salarios atrasados a maestros interinos, la entrega de bonos a trabajadores del sector Salud y hasta el castigo a los gobernantes responsables del saqueo de las arcas públicas.
Pasaron abruptamente de la defensa de sus demandas sindicales a la arena política. A los dirigentes de la CNTE, encabezados por el incendiario Pedro Gómez Bahamaca, les es muy sencillo cambiar de pista para conseguir objetivos que nada tienen que ver con sus intereses laborales sino con su estrategia de grupo de presión en un contexto político de transición en México y el estado.
En una lógica claramente confrontacionista, decidieron sin oportunidad previa de diálogo, semiparalizar el estado con ocho bloqueos carreteros permanentes e indefinidos en su duración hasta que les resuelvan sus peticiones. Y en esa postura maximalista se evidencia la manipulación y los intereses políticos de la Coordinadora. ¿Levantarán los bloqueos hasta que encarcelen a los funcionarios estatales corruptos? Obviamente que no.
Lo que en realidad buscan los líderes magisteriales de la CNTE se puede resumir en los siguientes dos puntos:
1.- Su principal propósito es posicionarse en la coyuntura de la sucesión presidencial y de la gubernatura estatal. Desarmados por López Obrador con el compromiso de cancelar la Reforma Educativa, pretenden mostrar su fuerza para seguir vigente como grupo de presión en la dinámica del poder que se avecina con las nuevas administraciones gubernamentales. En el plano nacional buscan conservar su papel de interlocutor para influir en la política educativa y cuidar sus intereses en la relación que se construirá entre el gobierno federal entrante y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. En Chiapas, por supuesto, pretenden mantener sus privilegios y preservar su injerencia en la asignación de plazas y otros recursos institucionales, base de su poder burocrático sindical. En esa lógica, sin duda también tratarán de influir en la designación del secretario de Educación en el estado.
2.- En esta crítica coyuntura de fin de sexenio en Chiapas, la CNTE busca convertirse en el aglutinador transitorio del descontento laboral de otros sectores y de la molestia social contra el desastroso gobierno de Manuel Velasco Coello. Sin embargo, el pretendido liderazgo que intenta ejercer es un recurso oportunista para manipular a su favor las circunstancias. En los momentos críticos de la protesta de padres de familia por la demora en la reconstrucción de escuelas; o durante el polarizado movimiento de los trabajadores de la salud por mejoras laborales y sanitarias en los hospitales, no hubo una contundente toma de postura sindical a favor de esas causas. Tampoco han sido solidarios con las demandas de los maestros idóneos que exigen la entrega de plazas prometidas, pues es un asunto que afecta directamente sus intereses al quitarles control en esas asignaciones. Asimismo, incluir en el pliego petitorio la exigencia que se castiguen a los gobernantes corruptos, resulta un disparate por inviable, pero revela la intención de manipular el descontento popular para sus fines.
Una vez más, los líderes de la CNTE privilegiaron sus intereses políticos en detrimento de la educación de millones de niños y de los derechos de libre tránsito de la ciudadanía. Sin embargo, la CNTE no debe cantar victoria sino preocuparse. El anunciado cambio de régimen que se avecina, necesariamente removerá estructuras sindicales anquilosadas y propiciará el surgimiento de nuevos liderazgos acorde con el espíritu democrático de las transformaciones políticas.
En este sentido, los bloqueos carreteros que iniciaron el lunes quizá sean una de las últimas manifestaciones de un sindicalismo decadente, que hoy en Chiapas resulta pernicioso para la educación e intolerable para otros sectores de la sociedad que se ven afectados por sus cuestionables formas de «lucha».
Ya lo dijo Andrés Manuel en su discurso pronunciado recientemente en Tuxtla. México ya cambió, no sólo hay que evaluar a los maestros, sino también al presidente, a los gobernadores, a los diputados, a los senadores, a los presidentes municipales y a los líderes sindicales…

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