Un ritual prehispanico

Hugo Nandayapa / Tradiciones con amor

La ritualidad es una de las expresiones con mayor cosmovisión, ya que expresa su relación con la naturaleza y su entendimiento de ella, y por supuesto, su relación con sus dioses, a quienes acuden para pedir buenas cosechas, lluvias y salud.

Víctor Nandayapa

[dropcap]M[/dropcap]éxico se caracteriza por sus ceremonias y sus manifestaciones, las cuales no pierden sus raíces prehispánicas. A la llegada de los españoles en el siglo XVI, se introdujo la religión católica, la cual tenían injerencia en la vida social del culto, en las fiestas, en las procesiones y las danzas, con ello se produjo un sincretismo y una derrama de aculturación para los pueblos indígenas.
Es de admirarse que muchos de estos pueblos originarios de México no son receptores pasivos de esta aculturación impuesta por la colonización, si no que han encontrado una forma de poder reorganizarse en sus relaciones sociales, rituales, y creencias para poder mantener una identidad propia. En la identidad religiosa se mantiene una gran relación entre lo impuesto por la religión católica y la maravillosa cosmovisión agrícola mesoamericana que mantienen en sus culturas prehispánicas.
La ritualidad es una de las expresiones con mayor cosmovisión, ya que expresa la relación de los pueblos con la naturaleza y su entendimiento de ella, y por supuesto, su relación con sus dioses, a quienes acuden para pedir buenas cosechas, lluvias y salud.
Y un claro ejemplo sucede en Matamoros, en el ejido de Venustiano Carranza, el paseo de San Martín de Porres es una fiesta católica con alto sincretismo, se agradece a la Madre Tierra para que sea su intercesora con las divinidades. Es así que, al compás de una banda, el baile de los parachicos y cohetes, pasean a San Martín de Porres, logrando que las calles y los creyentes se llenen de fe en estas fechas de cultivo.

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