Valls puede; ¿quiere? / Rodrigo Ramn Aquino

Jaime Valls Esponda llegó a la rectoría de la Unach en 2010. Su arribo se dio en medio de una marejada de señalamientos y críticas que acusaban una imposición orquestada por el saliente gobernador Juan Sabines
(En este punto es preciso recordar que muchos de los que hoy lo defienden o callan ante la posibilidad real de su reelección, en aquel momento se desgañotaron lanzando consignas).
Sus negativos no eran por la aparente vulneración a la hoy tan cacaraqueada autonomía universitaria. No. La animadversión que acompañó aquel momento se debió a que en el último trecho de su gestión municipal, lluvias atípicas destrozaron gran parte de las vialidades capitalinas. El respetable lo hizo absoluto responsable.
No obstante este escenario adverso, Valls aún fue considerado dentro de los candidateables a la gubernatura del estado, primero por el PAN y, posteriormente, por el PRD. Al no concretarse ninguna posibilidad de aparecer en las boletas electorales de aquel 2012, se dedicó de lleno a trabajar por la universidad.
Con más habilidades administrativas y gestoras que políticas, el nuevo rector detectó que si de algo realmente carecía la Máxima Casa de Estudios era de infraestructura suficiente. Se dedicó, entonces, a dignificar los espacios.
Guardería para estudiantes, Ciudad Universitaria, Biblioteca del FCE, Centro de Física, son algunos resultados que sus gestiones, respaldadas por figuras de peso nacional como Luis Videgaray y Antonio Meade —sus amigos y aliados— heredarán a la Unach, se quede o no como rector.
Como figura pública, como político, lo mejor que le pudo pasar a Jaime Valls en su tránsito por la principal universidad de Chiapas. Sus negativos se redujeron y hasta ya tiene positivos. Logró sortear con habilidad una huelga que se antojaba inevitable. Y hoy está en la posibilidad de aspirar legítimamente a otro cargo o puesto de elección popular. Le alcanza con solvencia. Sería bien recordado.
Pero puede reelegirse y es ahí donde la puerca tuerce el rabo. Porque aunque su salida rumbo a una diputación federal se daría como pan con mantequilla, por el partido que sea, la decisión no es tan fácil. No le corresponde 100 por ciento a él tomarla. Es parte de un grupo de poder y como tal debe responder a esos intereses. Aquí, señores y señoras, hablamos de política. Como política es la que practica la Junta de Gobierno de la Unach a la hora de elegir cada nuevo rectorado.
¿Puede repetir, pueden reelegirlo? Sin duda. De hacerlo, se corren dos riesgos: que la segunda parte no sea tan buena como la primera y se pierda lo ganado. Y dos, que la comunidad universitaria, tan sensible con el caso Ayotzinapa, se sienta vulnerada y se organicen mejor y se movilicen más (incluso el discurso de sus más férreos críticos no ha sido en contra de la legislación a la ley orgánica, sino en contra de su reelección).
En resumen: Valls puede. La pregunta es ¿quiere? La moneda está en el aire.

Ágora

Del escritor Gustavo Hirales Morán: «Para los escritores de la derecha, secuestrar y asesinar estudiantes está al mismo nivel que el que éstos secuestren camiones: es la misma impunidad: «Nuestro mayor desafío, sin duda, es la impunidad: la misma impunidad que permite que policías secuestren y desaparezcan a decenas de jóvenes, y que también permite que éstos se movilicen en autobuses robados a sus legítimos propietarios o que en cada manifestación hagan exhibición de su capacidad de violencia (JFMenéndez en Excélsior)». No pos sí…»

Corrillo

Motivo de crítica y hasta de memes fue el hecho de que el doctor Jorge López Arévalo abandonara su huelga de hambre en el Congreso para viajar a los EUA a dictar una conferencia.

Contacto:
roraquiar@hotmail.com

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