Velasco Coello y Moreno Valle, alianzas estrategicas / Hector Estrada

¿Qué hacía el gobernador de Puebla en Chiapas? fue la pregunta que muchos se hicieron tras la intempestiva visita de Rafael Moreno Valle Rosas este fin de semana a la entidad chiapaneca donde los reconocimientos y las participaciones casi protagónicas del poblano en los eventos públicos estales fueron las notas de día.
Aunque su arribo a territorio chiapaneco pareció imprevisto y casi inadvertido para gran parte de la población estatal, la visita realizada por el gobernador poblano a su homólogo chiapaneco no se trata un asunto gratuito.
El trato privilegiado otorgado a Moreno Valle fue prácticamente de jefe de estado, con eventos pomposos como la entrega exprés de las llaves de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, su participación estelar en la inauguración de la Feria Mesoamericana y hasta la entrega de la medalla «Jorge de la Vega Domínguez» al mérito en administración pública 2015.
Las fotografías protocolarias entre los mandatarios estatales y sus respectivas parejas retrataron perfectamente el mensaje que debía enviarse al resto de la clase política. Y es que, desde la asistencia del gobernador chiapaneco al cuarto informe de Moreno Valle y su supuesto descarte presidencial para privilegiar los elogios al poblano, cada vez hay menos espacio a las dudas sobre la estrecha relación entre ambos.
Además de la amistad establecida cuando fueron compañeros en el Senado de la República, a Moreno Valle y Velasco Coello los vincula un asunto aún más relevante en el escenario político, específicamente, en la prematura carrera por el relevo presidencial del 2018.
Al igual que Velasco Coello, Moreno Valle Rosas también es nieto de un exgobernador de su mismo estado. El panista procede de una familia con profundo arraigo priista de la vieja guardia y su abuelo, Rafael Moreno Valle, fue Secretario de Salubridad y Asistencia en el gobierno de Presidente Gustavo Díaz Ordaz.
El mandatario poblano llegó a la gubernatura mediante una alianza entre el PAN, PRD, Convergencia y Nueva Alianza, y desde entonces se ha encargado astutamente de abonarse el camino con miras a las próximas elecciones presidenciales
A Moreno Valle Rosas se le ha señalado en múltiples ocasiones por su injerencia en la alta cúpula del Partido Acción Nacional y el presunto financiamiento de candidatos a gobiernos en otros estados, además de sus estrechas relaciones con Elba Esther Gordillo, la dirigencia perredista nacional y los dueños de las principales cadenas de televisión en México.
Como muestra de ello, en enero de 2012 apareció en mil 644 salas de cine de 28 estados del país, para lo que erogó 14 millones 27 mil pesos con la finalidad de promover su primer informe de labores. En 2011, primer año del gobierno del panista en Puebla, Televisa obtuvo el 48.8 por ciento de los 180 millones de pesos destinados a publicidad oficial.
La empresa de Emilio Azcárraga Jean ha sido una de las principales beneficiarias del presupuesto público. Moreno Valle le donó 6.7 hectáreas para la construcción del Centro de Rehabilitación Infantil, que le cuesta al erario estatal 42.5 millones de pesos anuales, mientras a Televisión Azteca le cedió los terrenos de la fábrica textil La Constancia Mexicana.
Hasta el momento Moreno Valle ha hecho lo correspondiente para garantizarse un papel protagónico en 2018, abanderando lo que algunos han pronosticado que podría convertirse en la primera alianza entre el PAN y PRD por la Presidencia de la República.
Hoy el gobernador poblano representa sin duda un adversario político natural con el que podrían estarse estableciendo las alianzas estratégicas para cerrar filas rumbo a la contienda que cada vez se ve más lejana. Tal vez ahí se encuentre la justificación «real» de su visita a tierras chiapanecas donde los aires de los gobernantes presidenciables también resuenan con fuerza.

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