A contrarreloj, intentan salvar cumbre Trump-Kim

Una delegación de EEUU ha cruzado a Corea del Norte, según The Washington Post

Agencias

[dropcap]L[/dropcap]a cumbre del 12 de junio en Singapur entre el presidente de EEUU, Donald Trump, y el líder norcoreano, Kim Jong-un, sigue en cuidados intensivos, pero respira. Tras las declaraciones de los líderes sobre su posible rescate continúan las intensas conversaciones técnicas sobre cómo darle agenda y aproximar lo suficiente las posturas de los participantes como para que tenga sentido resucitarla. Este domingo, informa el diario «The Washington Post», una delegación estadounidense ha cruzado la frontera intercoreana para reunirse con altos funcionarios del Norte.
Los participantes en la reunión en el lado norte de Panmunjom son significativos. La delegación de EE. UU., afirma el «Post» citando fuentes cercanas a la comitiva, está encabezada por el exembajador de Washington en Seúl Sung Kim, una de las personalidades de su país que conoce bien el régimen norcoreano: fue negociador estadounidense en las conversaciones a seis bandas de 2005 sobre el programa nuclear de Pyongyang. La representación del Norte tiene como cabeza a la viceministra de Exteriores Choe Son Hui, que colmó el vaso de la paciencia de Trump esta semana al amenazar por segunda vez con la retirada de su país de las conversaciones. Aquel día, el presidente estadounidense cancelaba Singapur.
Las conversaciones entre los dos equipos continuarán a lo largo del lunes y el martes, continúa el periódico, para tratar de dotar de sustancia a la posible cumbre del día 12 de junio.
Aunque el modo de cancelar la cita ha acaparado la atención por lo teatral, en una carta a Kim Jong-un redactada personalmente por el presidente de EE. UU. y anunciada sin aviso previo a sus aliados, el fondo del desencuentro es más mucho más serio que una mera pataleta trumpiana. Como ha quedado en evidencia, ambas partes mantienen posiciones, si no imposibles, sí muy difíciles de casar: Estados Unidos exige que Corea del Norte se deshaga de su programa nuclear de manera irreversible, completa y verificable; so pena, según declaraciones del vicepresidente Mike Pence y el consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, de acabar como el líder libio Muamar Gadafi. Por su parte, Pyongyang ha expresado su compromiso con la desnuclearización «completa» de la península coreana; pero defiende que no se deshará de su armamento nuclear en tanto no cuente con garantías inquebrantables, demostrables y permanentes sobre la seguridad de su régimen
El frente de negociación en Panmunjom se desarrolla en paralelo al que mantienen, sobre la logística de la cumbre, una delegación de la Casa Blanca liderada por el jefe adjunto de Gabinete, Joe Hagin, y un equipo que encabeza Kim Chang Son, cuyas funciones son equiparables a un ministro de la Presidencia.
Las negociaciones parecen haberse intensificado después de que este sábado se reunieran por sorpresa y de manera casi improvisada Kim Jong-un y el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, en el lado norte de Panmunjom, en un encuentro en el que ratificaron su interés en celebrar la cumbre de Singapur y el líder del Norte -según su interlocutor- mantuvo su disposición a la desnuclearización.
«Kim Jong-un tiene intenciones firmes sobre la completa desnuclearización de la península coreana. De lo que no está seguro no es la desnuclearización, sino la política hostil de Washington hacia Corea del Norte, si Washington de verdad puede garantizar la estabilidad de su régimen», ha declarado el jefe de Estado del Sur. El dirigente del Norte recalcó, siempre según Moon, que la cumbre representaría una oportunidad histórica para «cerrar una etapa de confrontación».
Pero Moon no quiso confirmar si el líder del Norte se plantea deshacerse de su programa nuclear de manera completa, irreversible y verificable, como exige Estados Unidos. «Es algo que deben tratar el Norte y Estados Unidos», ha declarado, al recomendar que los líderes de esos dos países establezcan una línea de conversación directa, similar a la que desde hace poco más de un mes existe entre las dos capitales coreanas.
La reunión, la cuarta de dos líderes coreanos en la historia, se celebró por iniciativa de Corea del Norte, que la propuso un día después de que el presidente estadounidense diera el aparente carpetazo. Washington estaba informado de la reunión, según Moon.
Las dos Coreas retomarán sus conversaciones de alto nivel el próximo viernes, el 1 de junio, para tratar sobre temas como futuras reuniones de familias separadas. El Norte había cancelado ese diálogo hace diez días.

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