Tubo de ensayo / Rene Delios

Mientras en la imaginaria electoral los grupos antagónicos se desgastan en marchas inútiles en busca de mostrar mayoría, la verdad es que eso ya quedó en manos de los tribunales electorales.
La otra es que en el caso tuxtleco, me parece una verdadera tontera eso de demandar al es candidato panista por lavado de dinero. Francisco Rojas podrá ser de carácter revuelto, decisiones atrabancadas y hasta entrón a la hora de los golpes, pero no un delincuente al servicio del narco.
No, no es así como se nulifica una simpatía que miles le otorgan, la verdad, al galeno en ginecología, y cuya fama se vio un poco menguada por los sucesos de Narvarte.
Sin embargo ya fue anulada una elección a diputado federal, y abre posibilidad a que resulte en Tuxtla lo mismo –nada para nadie-, en un gasto no contemplado y que desde luego, no será barato en caso de llegarse a dicho fallo por parte del TRIFE, hasta dónde va a llegar éste asunto.
Algo me queda claro: el supuesto rechazo a Fernando Castellanos Cal y Mayor es porque se dice es una imposición, cuando éste señor hizo todo lo necesario por llegar a dicha candidatura –a discusión cerrada incluso con el PRI nacional-, igual que Paco lo hizo en su partido; ambos hicieron los necesario desde antes de las precampañas oficiales, y negarlo ni al caso: no se espera que ninguno impugne sobre el particular, ya lo verán.
Castellanos no está en videos, como tampoco en la repartición de bonos; ya tiene su rato que dejó la junta de coordinación política y, dos panistas pasaron por ahí, como para que ya se hubiera detectado una irregularidad, como lo son Itzel de León y Gloria Luna.
Es decir que no ha sido acusado con evidencia gráfica o documental, de corrupto: gran diferencia.
Sin embargo sus equipos fueron documentados en todo tipo de irregularidades electorales que son sancionados por la ley, y esa es la documentación que según esto presentó el PAN para derrumbar los poco más de 700 votos que diferencian o mejor dicho, le dan el triunfo a Castellanos.
Insisto: esto ya no está en las calles; está en los tribunales.

Matraz

Y es que esto es así.
Primero le llovió a Jesús Ortega, el gobernador interino de Guerrero, por su nulidad para combatir al crimen organizado en su entidad, que tiene a Acapulco como la ciudad más peligrosa del país, y tercera del mundo, con promedio de siete a quince muertos a diario, lo que más parece una limpia que enfrentamiento entre las cinco células que según esto se disgregaron de los caballeros templarios.
Luego se le fueron encima a Gavino Cué, el gobernador de Oaxaca por su nulidad en controlar a la 22, hasta que le echó la mano la SEP y se desmanteló la IEEDO, que operaba con 126 millones mensuales como una secretaría de educación a la par de la estatal, y en años de operar no había servido para nada, que no sea la vida de lujos y distribución de mercedes y privilegios para el magisterio disidente.
Después los medios voltearon a Chiapas por supuestos fraudes electorales, en una entidad en dónde crece el PVEM como partido mayoritario, lo que les pareció raro por ser el mandatario Manuel Velasco Coello de ese partido, cuando en el país hay panismo y priismo con mandatarios de esas siglas, pero pronto cambiaron de rumbo ante los sucesos de la Narvarte que, tienen a Javier Duarte de Ochoa, el gobernador de Veracruz, en palestra critica.
Este México se va entre la noticia morbosa, escandalosa, si bien graves, en realidad preocupantes, deslizan la prioridad: la pobreza crece y eso no es noticia, yunque, donde marrar al rojo vivo esa realidad con sus datos precisos.
Eso es más grave que todo lo arriba enunciado, junto.
Digo, en Los Pinos felices de éstos distractores.

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