Un incremento del 4.50% en el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) no solo elevará el precio de productos no esenciales como los refrescos, sino que «hará polvo» el aumento del salario mínimo, advierte experto
Aquínoticias Staff
A partir del 1 de enero de 2025, los mexicanos enfrentarán un nuevo ajuste fiscal que promete repercutir en su economía diaria. El gobierno federal ha anunciado un aumento del 4.50% en el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), afectando productos como combustibles, bebidas azucaradas y tabaco.
Uno de los sectores que sentirá con más fuerza este incremento es el de los combustibles. El precio de la gasolina magna, por ejemplo, subirá de 7.19 a 7.55 pesos por litro debido al ajuste en el impuesto. Esto significa que llenar un tanque promedio de 40 litros costará 12 pesos más. “Este incremento podría afectar especialmente a los hogares que dependen de su vehículo para el trabajo o actividades diarias”, advirtió el economista Gerardo Sánchez.
Las bebidas azucaradas también verán un aumento significativo. El precio por litro pasará de 1.57 a 1.64 pesos, lo que se traduce en un gasto adicional de 222 pesos anuales para el consumidor promedio, según estimaciones basadas en un consumo de 135 litros por persona al año. Aunque la variación puede parecer marginal por unidad, su acumulación afecta considerablemente el presupuesto familiar.
Cigarros y bebidas alcohólicas también se encuentran en la lista de productos impactados, lo que generará un efecto cascada en la economía de los hogares. Según analistas, este incremento podría intensificar las presiones inflacionarias, afectando más severamente a las familias más vulnerables.
El gobierno ha argumentado que el aumento en el salario mínimo será suficiente para compensar este ajuste fiscal. Sin embargo, Sánchez advierte que el alza en los precios podría neutralizar estos beneficios. “El aumento al salario mínimo se hará polvo frente a los costos adicionales que tendrá que enfrentar el consumidor”, afirmó.
Este ajuste se enmarca en una estrategia para desincentivar el consumo de productos considerados perjudiciales para la salud y el medio ambiente. Sin embargo, críticos argumentan que la medida podría ser insuficiente si no va acompañada de programas efectivos para promover alternativas saludables y sostenibles.
Mientras tanto, las familias mexicanas deberán prepararse para reorganizar sus presupuestos frente a un 2025 que promete ser desafiante. La pregunta queda en el aire: ¿será este aumento fiscal un paso hacia una economía más equilibrada o un golpe adicional a la ya frágil economía de los hogares?
Con información del Sol del Centro