Reconocer a tiempo cuándo tu equipo necesita atención es fundamental para evitar problemas y prolongar su vida útil
AquíNoticias Staff
Contar con agua limpia en casa no solo es una cuestión de comodidad, sino de salud. Por eso, cuando instalamos un sistema de purificación solemos confiar en que seguirá funcionando de forma óptima por mucho tiempo. Sin embargo, como cualquier dispositivo, estos equipos requieren mantenimiento regular para garantizar que el agua que llega a tu vaso realmente sea segura. Ignorar las señales de desgaste o mal funcionamiento puede llevar a consumir agua contaminada, alterar su sabor o incluso dañar la instalación completa. Reconocer a tiempo cuándo tu equipo necesita atención es fundamental para evitar problemas y prolongar su vida útil. A continuación se presentan cuatro señales claras de que tu purificador de agua necesita mantenimiento urgente.
La primera señal es un cambio evidente en el sabor u olor del agua.
Cuando el agua comienza a tener un sabor metálico, amargo o extraño, es probable que los filtros estén saturados o que alguna etapa de purificación ya no esté funcionando adecuadamente. Lo mismo ocurre si percibes un olor inusual que antes no existía. Este deterioro puede deberse a que las partículas o compuestos que se supone deben ser retenidos están pasando nuevamente al flujo de agua.
Aunque algunas personas utilizan equipos especiales para acceder a los beneficios del agua alcalina, de nada sirve buscar propiedades adicionales si el equipo básico está fallando. En este tipo de casos, lo ideal es revisar los filtros, reemplazarlos si ya cumplieron su tiempo de vida y verificar que todas las conexiones internas estén limpias y libres de obstrucciones.
La segunda señal aparece cuando el flujo de agua disminuye considerablemente.
Si antes llenabas un vaso en cuestión de segundos y ahora tarda mucho más, es un indicio claro de que los filtros están obstruidos o que la presión del sistema está comprometida. Esto puede pasar por acumulación de sedimentos, residuos atrapados o, en ocasiones, por no reemplazar a tiempo las piezas internas recomendadas por el fabricante.
Un problema frecuente es creer que mientras siga saliendo agua, el purificador de agua casero funciona bien, pero la reducción del caudal es uno de los síntomas más evidentes de mal funcionamiento. Tampoco debe pasarse por alto que, cuando los filtros están saturados, se puede forzar el sistema y provocar daños más costosos en el futuro.
La tercera señal importante es la presencia de partículas visibles en el agua.
Aunque este es un indicador extremo, sucede con más frecuencia de lo que se piensa. Si el agua sale con sedimentos, turbidez o pequeñas partículas, es una advertencia inmediata de que uno o varios componentes del sistema están fallando. Esto puede indicar que alguno de los filtros se rompió, está mal colocado o simplemente llegó al final de su vida útil. La situación también podría deberse a problemas más profundos dentro del equipo, como fisuras en los cartuchos o fallas en las conexiones que permiten que pasen materiales no deseados. No es necesario esperar a que el agua esté visiblemente sucia para actuar; bastan pequeños cambios en claridad o coloración para sospechar. En cualquier caso, lo adecuado es desarmar el sistema, limpiarlo por completo y reemplazar los filtros necesarios.
La cuarta señal es el tiempo transcurrido desde el último mantenimiento.
Aunque muchas personas esperan a que el purificador presente fallas para darle servicio, lo ideal es darle mantenimiento preventivo cada cierto periodo, según las indicaciones del fabricante. Incluso los purificadores de agua avalados por COFEPRIS requieren revisiones periódicas para asegurar que cumplen con su función. Con el uso diario, los filtros se saturan, las conexiones se desgastan y los componentes internos van perdiendo eficacia. Aunque el agua luzca limpia, no significa que siga pasando por un proceso óptimo. Una falta prolongada de mantenimiento puede comprometer la calidad del agua sin que te des cuenta, lo que resulta especialmente riesgoso para familias con niños, personas mayores o quienes tienen sistemas inmunológicos sensibles.
En resumen, prestar atención a estos signos es crucial para garantizar que tu purificador continúe entregando agua segura y de calidad. El mantenimiento no solo previene fallas, sino que también prolonga la vida útil del equipo y evita gastos mayores en el futuro. Mantener un sistema de purificación en buen estado es una forma simple, pero poderosa, de cuidar tu salud y la de tu hogar.








