En esta entrega iba a iniciar una serie de apreciaciones, perspectivas, charlas y consultas que ha hecho el redactor; pero el asunto de la recaptura de El Chapo provocó que el tratamiento del tema se postergue para la próxima entrega que será el lunes.
Resulta pues que este día, de la nada el presidente de la República Enrique Peña Nieto, a través de su cuenta de la red social Twitter @EPN, anunció con una magnífica simpleza la recaptura de El Chapo en una casa en Sinaloa.
La información de por sí confusa y dudosa, gracias a los constantes tropiezos del mandatario, hizo que en segundos empezaran a circular los memes haciendo alusión a un posible error en el anuncio.
Pero no, minutos más tarde la neblina se disipaba y efectivamente se anunciaba la recaptura del «héroe mexicano» contemporáneo Joaquín Guzmán Loera.
Pero el sospechosismo brotó de inmediato: Primero anunciaron que había sido detenido en una casa particular cuando visitaba a su familia; las fotos dicen lo contrario, que fue en un hotel; las pocas prendas que andaba El Chapo estaban sucias como si se hubiera arrastrado; en una foto tenía esposas en las manos, en otra no; luego circuló un video en donde policías y soldados subían a una persona a un avión pero con el rostro cubierto por una chamarra.
Los informadores oficiales como López Dóriga, dio cuenta que su tocayo había sido reaprehendido horas antes y otros medios decían que el operativo fue en la madrugada.
En fin, el asunto aquí no es tanto la recaptura del señor de los capos mexicanos, sino que el gobierno federal y su empresa consentida que le asesora en el marketing social, acudieron al clásico bomberazo de la Caja China para hacer más llevadero a los mexicanos a la crisis económica, social, política, de inseguridad, de credibilidad; petróleo y el peso a la baja.
Bien dijo en redes sociales Martín Ramón Hidalgo, al encarar a Peña Nieto: «A mí no me atrapes al chapo, a mí: súbeme el sueldo, bájame la gasolina y canasta básica, dame oportunidades de educación, desarrollo y crecimiento, aclárame los 43, agua blancas, los feminicidios sin resolver y los mil niños desaparecidos que nadie vio esfumarse de la tierra… A mí no me mandes un twit de victoria por el Chapo, mándame que vas a hacer con el hambre y el frío en las poblaciones indígenas sin recurso… A mí no me cantes victoria por el Chapo, la verdad ya me acostumbre a que exista, a mí muéstrame y justíficame por qué se autorizó para el NUEVO EDIFICIO DEL INE 1,100 millones de pesos cuando la salud pública se desmorona a falta de gente, recursos e instalaciones… Entonces mandas un mensaje masivo de que logras una meta, un objetivo.»
Y es cierto, la misión no está cumplida cuando el país está convulsionando en una crisis sin parangón; en todos los sectores, en todos los sentidos.
Pero si los aduladores en Chiapas insisten, ok; le demos crédito al presidente; le aplaudamos hasta el cansancio, hasta quedar exhaustos; y luego lo conminemos a que siga con esa tónica y atrape a todos los corruptos del país, a todos esas sátrapas, rateros sinvergüenzas que están en Chiapas y se están llevando hasta los clips.
Están vaciando al estado más pobre del país sin misericordia; sin conciencia, sin sentimiento, ni el más mínimo.
Por eso hay que celebrarle al presidente su «misión cumplida», hay que decírselo directamente en su cuenta @EPN y pedirle que venga para haga de Chiapas su misión.
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Tuxtla, Chiapas.
