Construir instituciones que perduren es una tarea de gigantes, pero edificar universidades sólo lo pueden hacer titanes. Hombres y mujeres de gran alcance y compromiso con la sociedad de su tiempo y con la del mañana fueron los responsables de imaginar, diseñar y poner en marcha un proyecto que ha marcado la vida de miles de personas.
La Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) conmemora este mes de octubre medio siglo de haber sido fundada. Exactamente, el 23 de octubre de 1974 se publicó en el Periódico Oficial del Estado el decreto número 98 que, como tal, materializó el sueño de tener una institución de nivel superior. Eran años complicados para el país, pero también de gran dinamismo. El presidente de México era Luis Echeverría Álvarez, quien buscó una salida política a los conflictos que aún permanecían con la juventud y la clase media como consecuencia del movimiento estudiantil de 1968 y “El Halconazo”, de 1971. Incorporó a jóvenes a su gobierno y reformó la Constitución de la República para permitir ser diputado a partir de los 21 años y senador desde los 30 años.
Además, creó el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (hoy, también de Humanidades), el Fondo Nacional para el Consumo de los Trabajadores y la Universidad Autónoma Metropolitana, entre otras. Las instituciones mencionadas buscaron responder a problemas particulares: la ausencia de una política científica de Estado; la imposibilidad de hacer efectivo el derecho a la vivienda de los trabajadores, mandatado por la Constitución de 1917, y la dificultad de incorporación, por parte de la juventud de la capital del país y de la zona metropolitana, a la educación superior porque la Universidad Nacional y en el Instituto Politécnico Nacional ya no tenían cupo, respectivamente.
En este último rubro, el educativo, en el sexenio de Echeverría se estableció la Comisión Coordinadora de la Reforma Educativa con el objetivo de diversificar los servicios educativos e incrementar el número de escuelas.
La universidad chiapaneca nació dentro de este clima de creación institucional en el cual también surgieron las universidades autónomas de Ciudad Juárez (1973), de Chapingo (1974) de Baja California Sur (1975), y la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (reconocimiento de la autonomía en 1975). Además, en esta necesidad de darle una opción de desarrollo a una juventud que quería estudiar y transformaba de manera acelerada a la sociedad nacional que dejaba atrás su rostro agrario para tener una mayoría urbana, se apoyó la creación del Colegio de Ciencias y Humanidades (1971), del Sistema de Universidad Abierta (1972) y de las entonces Escuelas Nacionales de Estudios Profesionales (1974), todos de la UNAM.
Eran buenos tiempos para las grandes iniciativas. Existió una coyuntura favorable. Para crearse, la Universidad Autónoma de Chiapas reunió a escuelas ya existentes: la de Derecho, en San Cristóbal de Las Casas, y la de Ingeniería Civil y la de Comercio y Administración, ambas en Tuxtla Gutiérrez. Estas tres son sus escuelas madres.
Han pasado cinco décadas desde que, con el impulso presidencial, se creó la UNACH; desde entonces, ha sido el espacio de formación universitaria más importante de la entidad, por el número de su personal docente y de investigación (más de 2,000 personas), por su presencia en la geografía chiapaneca (cubre 15 regiones socioeconómicas de la entidad) y por número de licenciaturas e ingenierías que oferta (78 programas).
En ese tiempo, como resulta natural, ha enfrentado problemas intra y extramuros, pero la voluntad de conciliación ha sido mayor que el ánimo destructor de las partes en conflicto. No obstante, mención especial tiene la comunidad universitaria: estudiantes, docentes, y trabajadoras y trabajadores que han sabido defender a su universidad de intereses que buscan expoliarla o utilizarla para otros fines lejos de su vocación original.
El futuro de Chiapas está engarzado con el futuro de las instituciones de educación superior, entre ellas, por supuesto, la UNACH. La sociedad de este estado de la República que en 2024 también conmemora 200 años de haberse federado a México y del sur-sureste del país, como la de la región centroamericana, tienen en la UNACH un espacio de libertad y desarrollo de las potencialidades; de creación y de maduración intelectual, en sus diferentes ciclos formativos, y de obtención de conocimientos y habilidades en sus distintas modalidades (escolarizada o a distancia).
La universidad es uno de los bienes más preciados de Chiapas. No es cualquier tipo de institución, tiene cuatro características: es pública, laica, gratuita y autónoma.
Bravo, UNACH. Hay medio siglo de historia y un mañana que promete.