Morenavirus
Tengo varios amigos, incluso familiares, que se ostentan aun con ciertos matices como chairos. Yo no estoy de acuerdo con esa etiqueta y procuro evitarla para no ser partícipe de esa apuesta malintencionada de dividir a la sociedad en polos diametralmente opuestos. Quienes proclaman ese discurso adoctrinante apuestan a sumas y restas para mantenerse en el poder. En esa lógica no hay más que de dos sopas. O estás con el gobierno o estás en contra del gobierno.
Lo grave de esa postura es que parte de un prejuicio inoculado para mantenerse en una defensa perpetua contra todo aquel que ose cuestionar el espíritu purificador de la cuarta transformación. No hay argumento ni ejercicio mínimamente racional que valga. Ven conspiraciones por todos lados. Se inventaron ese cuento de «la derecha» para flagelar a la disidencia. No es para menos. A base de ser goebbelianamente repetitivo, López Obrador, nos vendió esa idea de la mafia del poder. Una especie de entuerto entre empresarios y políticos corruptos que saquearon al país. Son esos mismos por cierto con los que ahora sostienen un amasiato para impulsar las inversiones en infraestructura del país que debería corresponder al gobierno. Ellos, los señores del gran capital, se acomodan y bailan bien al son que les toca el gobernante en turno. Por cierto, el presidente, ya no usa ese adjetivo para señalarlos. Ahora se toma fotos con ellos.
Quienes hemos estado en esos menesteres de la política lo alcanzamos a entrever. El problema es que los ciudadanos comunes no. Por eso se han convertido en una masa que amoldan los titiriteros sin que ellos lo sospechen en lo más mínimo. El lingüista Noam Chomsky lo define de esta manera en lo que llamó «Estrategias de Manipulación». Lo hace para criticar al neoliberalismo pero también aplica perfecto a este mamotreto que tenemos llamado 4t. Destacaría algunas: 1.- Crear problemas y después ofrecer soluciones. Un método llamado «problema-reacción-solución». Se crea un problema, una «situación» prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Obsérvese la crisis creada en el sector salud. Se cuestionó al seguro popular que bien pudo haberse perfeccionado. Pero esa idea no partió de este gobierno. De lo que se trata es de borrar toda huella del pasado. Lo mismo pasó con el NAIM. Se dijo que el gasto era ostentoso, que había corrupción, que era un lago. Y provocaron la reacción indignada del «pueblo». Se tiraron 100 mil millones a la basura, para construir un nuevo aeropuerto en Santa Lucia de mucho menor proporciones y que a la postre está resultando más caro. 175 mil millones más lo que se acumule. Un aeropuerto de dos pistas para sustituir a otro que tendría seis. ¿Cómo justificar? 2.- La estrategia de la distracción: Consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. Mantener la atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Verbigracia, las mañaneras y el avión. 3.- Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. Por eso dicen que el presidente es un «genio» de la comunicación. La verdad es que el asunto no tiene ciencia. Les dice lo que quieren escuchar y todos felices. 4.- Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. La calidad de la educación dada a los estratos sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible. Un pueblo educado es demandante y no se trata de eso. Por eso sin empacho echaron abajo la reforma educativa. Prefirieron aliarse electoralmente con los maestros y se olvidaron de la niñez. 5.- Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Es una técnica clásica para causar un cortocircuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos. La utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…
¿Le parece posible estimado lector que parte de esto nos esté sucediendo? Pues no lo dude. Con todo y sus repetidas metidas de pata, nos la están aplicando. Un propósito avieso en el que nuestro presidente es solo un instrumento. Hay mar de fondo.