Pilatos represor
Es por demás conocido el relato bíblico en que Poncio Pilatos decide «lavarse las manos» mientras que Jesús es exhibido en un estado lastimoso ante una multitud enardecida a la que se ofrece la posibilidad de perdonarlo. Según la costumbre de la Pascua judía se podía indultar a un condenado a muerte dando a elegir entre Jesucristo y el forajido Barrabás. Tan antigua como el viejo testamento es la frase de eludir el juicio de la historia dejando en manos de otros la tarea de decidir.
El presidente ha dejado en manos del «pueblo» la toma de decisiones a través de consultas, en algunos casos a mano alzada, en un singular acto de populismo impropio de una sociedad que se rige por normas previamente establecidas. Se trata de una abierta violación al estado de derecho que deja en indefensión a quienes resultan perjudicados por tan grotesca y nada representativo muestreo de opinión pública.
Así sucedió con el nuevo aeropuerto en Texcoco que tantos años tardó en iniciarse después de que el 2000 los ejidatarios de San Salvador Atenco se opusieran con palos y machetes a su construcción. Veinte años después se decidió abandonar el proyecto con un avance significativo y con ello cien mil de millones de pesos quedaron enterrados en un país cuyas carencias no le deberían permitir tales excesos. Recuerdo que tomé la decisión de participar en esa consulta creyendo inocentemente que por elemental sentido común la gente no estaría de acuerdo en suspender la obra. De nada sirvió contra el prejuicio sembrado de un velo de corrupción que hasta el día de hoy no ha sido aclarado y que pudo ser resuelto sin necesidad de cancelar la obra. El presidente se lavó las manos. La consulta no tenía ningún efecto vinculatorio pero se tomó como una decisión popular equivalente a los emperadores romanos que decidían entre abucheos o aplausos para el indulto de un gladiador. López Obrador inclinó su pulgar y tiro por la borda al que sería el más importante aeropuerto en América Latina con una proyección para más de 50 años.
De igual manera decidió impulsar consultas para validar sus proyectos a sabiendas que de gozaba de amplio respaldo y controlaba políticamente el proceso organizado por el propio gobierno. Así lo hizo como mero trámite con una Termoeléctrica en Morelos, el corredor transísmico y el tren maya donde se celebró hasta un ritual indígena para pedir el permiso a la Madre Tierra. La consulta más reciente en Baja California echó abajo una inversión de 1,400 millones de dólares de la empresa cervecera Constellation Brands con un 70% de avance y con todos los estudios y requisitos legales.
Se trata sin duda de una simulación. Siempre los resultados son acordes a sus propias decisiones e intereses. Jaime Bonilla el gobernador de Baja California decidió emular el procedimiento para alargar su mandato constitucional de 2 a 5 años y el resultado predeciblemente lo favoreció. En ambos casos no se puede juez y parte. Ellos mismos organizan y siempre ganan. Son pequeñas elecciones de estado a la vieja usanza del PRI en sus peores tiempos al que perteneció el presidente.
Aunque se la pasa diciendo que la venganza no es su fuerte, ahora endereza de nuevo su artillería contra Felipe Calderón. Vive diciendo que le robó la elección, cosa que no se pudo probar legalmente. Desde el inicio de su gobierno se encargó de endilgarle todos los males del pasado comenzando por el tema de la inseguridad. Sus huestes radicales contrarían su discurso en una bien orquestada campaña que pide cárcel para Felipe Calderón por el pecado de no callar ante las acusaciones de que ha sido objeto. De Peña no dice nada. A Fox lo mandó aplacar amenazando con una investigación en contra de sus hijos. Lo dejó quietecito. El pecado de Felipe es que, quizás sin proponérselo, se ha convertido un liderazgo que organiza pacíficamente un partido para participar en la política.
Por eso ahora se la pasan intimidándolo. Dice que no va perseguir a nadie, pero amenaza con una consulta que huele más a represión y carecería de todo sustento legal violando el debido proceso como el mismo Calderón le ha señalado. Los delitos se persiguen de oficio o por querella de parte, no por consultas populares. No es esta la Plaza de la Concordia donde los revolucionarios franceses sumariamente decapitaron a más de mil personas, al Rey Luis XVI y a María Antonieta. Amlo pasaría a la historia como un represor y México no se va cruzar de brazos. Victimizar al expresidente no le conviene. No va frenar la voluntad de quienes no estamos de acuerdo con lo que están haciendo en nuestro país.