Sectarismo
Como era de esperarse el activista John Ackerman, panegirista de Amlo y afanoso adoctrinador en Morena, salió furibundo al no poder imponer sus propuestas para consejeros ciudadanos. Descalificó a la Comisión integrada por notables personalidades a las que en un principio elogió. Se establecieron reglas y procedimientos claras consensuados y aceptados por todos. Se trataba de escoger árbitros, no porristas, para desempeñar una función con absoluta imparcialidad y además con un perfil académico idóneo. Muchos de los aspirantes a consejeros contaban ya con experiencia en organismos electorales, pero sin el menor pudor Ackerman los acusó de solapar fraudes electorales.
Viene ahora el consenso para elegir en la cámara de diputados. No debe haber ninguna objeción porque las reglas las establecieron ellos. No les queda más que aprobar los nombramientos para que puedan incorporarse al INE e iniciar ya los trabajos y las sesiones para preparar la jornada electoral que se avecina. Una de las tareas inmediatas es aprobar la creación de seis organizaciones políticas que cumplieron con los requisitos para obtener su registro como partidos políticos. Cabe recordar que debido a la contingencia sanitaria la fecha límite se aplazó dos meses, así que habrá que esperar hasta antes del primero de septiembre. De estas organizaciones, cinco se han manifestado abiertamente a favor del proyecto de López Obrador. Dos de ellos fueron organizados por el magisterio que está plácemes con el presidente a partir de que echó abajo la reforma educativa. Lo que quieren es tener participación política para desde ahí poder defender sus intereses gremiales. Solo México Libre, el partido que organiza Margarita Zavala tiene una clara definición opositora.
La postura del presidente ha sido de abierta descalificación al INE. Se trata de «mandar al diablo a las instituciones» como lo han venido haciendo con otros organismos autónomos como la CNDH, la Comisión Reguladora de Energía o la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación. Solo que en este caso se trata de nuestra democracia. Por eso es que diversas organizaciones sociales y partidos políticos se han manifestado en defensa del Instituto. Vamos a unas elecciones donde el partido y el gobernante que ahora ya gobierna la República van a partir de descalificar al órgano que en múltiples ocasiones le dio el triunfo al PRD en gubernaturas, alcaldías, diputaciones federales y locales. La ciudad de México es la izquierda desde 1997 y fue gobernada por López Obrador gracias a procesos electorales supervisados por el INE antes IFE.
Cabe recodar, sobre todo para muchos jóvenes, que el INE es consecuencia de muchos años de lucha política y fue posible gracias a la reforma política de 1997 concebida por Don Jesús Reyes Heroles. Cabe recordar, por increíble que parezca que las elecciones las organizaba el gobierno. La crisis política del 88 derivó de la «famosa caída del sistema» anunciada por Manuel Bartlett entonces Secretario de Gobernación y ahora distinguido integrante de la 4t. El organismo electoral se ha ganado a pulso su credibilidad y tiene reglas muy claras para garantizar los comicios electorales.
Por supuesto que es perfectible y debe ir evolucionando de acuerdo a las nuevas realidades. Desafortunadamente se mantienen la viejas practicas clientelares donde se manipula el voto a partir de los programas sociales. Las elecciones se han monetarizado y se han convertido en un asunto donde las elecciones las gana el que más dinero gasta. Ahí ha metido la mano el narcotráfico y el dinero proveniente del desvío de recursos públicos además del dinero de contratistas y la coerción del voto por parte de sindicatos, gobiernos y organizaciones. Ahora se han penalizado esas prácticas y solo habrá que ver si en los hechos se investigan y persiguen dichos ilícitos.
Independientemente de ello se asoma la sombra de una elección de estado. El gobierno ha inyectado como nunca antes recursos públicos a programas sociales con total opacidad y discrecionalidad. No hay transparencia en el manejo de esos recursos. Quienes elaboraron los censos forman un ejército de 17 mil operadores a sueldo del gobierno y fueron los mismos que apoyaron la campaña de Morena.
Contra todo eso debe organizarse la sociedad civil para revertir la intentona de mantener la mayoría en el congreso federal. Del presidente depende la paz social si decide intervenir descaradamente en las elecciones. Por eso no es un buen presagio el que desde ahora opte por descalificar al arbitro y se apreste a multiplicar los apoyos sociales a pesar de que el país se encuentra literalmente en quiebra. No pinta nada bien tener a un gobierno que lejos de mantenerse al margen de los procesos electorales se preparara desde ahora meter hasta las narices con tal de mantenerse en el poder.