Huachicol
Hace unos años viaje a la estación Chajul, un campamento destinado para la conservación natural y de regreso pase por La Nubes, uno de los más paradisiacos destinos turísticos de Chiapas. Para llegar allá se toma la carretera a los Lagos de Montebello y luego se viaja unas 4 horas y medía más. También esta por ahí la Laguna Miramar, otro magnifico escenario de la naturaleza, al que pocos visitantes tienen el privilegio de conocer.
Pasando una gasolinera que esta rumbo a los Lagos de Montebello, me dijeron que cargara gasolina porque era la última para emprender el viaje. «Si hace falta venden en la carretera, pero es mejor desde aquí». Luego entendí porqué. Me tocó observar qué adentrándose más, los lugareños la venden en bidones para el tráfico local. Lo mismo pasa en otros tramos de Chiapas donde tampoco hay gasolineras. Dicen que incluso la transportan desde Guatemala a mejor precio. La carretera que bordea la reserva de la biósfera fue construida por el ejercito hace unos años, supongo que para vigilar nuestra frontera. En los años 70s el presidente Echeverría ofreció tierras a pobladores de otros estados que hoy bordeando la selva se dedican a la agricultura y la ganadería.
Paisaje común en Chiapas
Esta escena ya es común desde hace años en varios tramos de Chiapas, no en los principales, aunque recientemente viajé a San Cristóbal desde Tuxtla y pude ver en la autopista, al menos tres lugares donde ya vendían gasolina en bidones y eso si llama la atención. En el libramiento de San Cristóbal de las Casas, ya es común la venta de gasolina, incluso en el tramo a los municipios de Teopisca y Comitán. También se observa en el Rio Suchiate el ir y venir de balsas que transportan gasolina. Me dicen que esto depende de la variación en los precios en la frontera. A veces es más barata en Guatemala y a veces acá. Viendo todo el negocio del Huachicol en algunos estados como Puebla, Tabasco, Hidalgo, es posible que mucho del abasto sin duda provenga de gasolina robada. De ahí que por ejemplo el precio del litro de gasolina magna, premium o diésel, sea 3 o 4 pesos menor.
Desde el gobierno de Fox a la fecha el negocio del robo de gasolinas ha ido creciendo al grado de que ya representa pérdidas considerables para Pemex. Se transporta a través de ductos desde donde se extrae, como pudimos observar recientemente, en el trágico accidente de Tlalhuelilpan donde las cosas se salieron de control y se dio un estallido en presencia del mismísimo ejército. Más de 100 personas perdieron la vida y eso puso el foco de la atención pública en el tema.
¿Se acabó el Huachicol?
López Obrador tomó la decisión de acabar con el huachicol de combustibles «de arriba y abajo», «porque eso hasta estaba en la contabilidad del gobierno y diariamente se contabilizaban robos en promedio de entre 800 y mil pipas diarias, lo que representó el año pasado 65 mil millones de pesos». «Dinero del pueblo, y dije: «¡basta!»»
A decir del presidente, echó raíces este mal y se convirtió hasta en costumbre. Contó que «los grandes» tenían tomas clandestinas y almacenaban gasolinas en bodegas y tenían hasta pipas de distribución. Era como otro Pemex, Pemex bis… «Yo tengo consideraciones por la gente que por necesidad tenía que hacer eso, pero ahora ya no va a haber necesidad, porque va a haber trabajo y bienestar. Y a los del negocio, a los de arriba, se les acaba el negocio, y no acepto intimidación de nadie».
Ilícito tolerado
Se infiere que muchas personas se dedican a ese negocio, pero considerando esas enormes cantidades, hay detrás delincuentes de cuello blanco porque 60 mil millones o los que sean, no se puede ocultar tan fácilmente. A decir del presidente ese negoció ya se acabó, pero parece que solo en el discurso. Nunca la famosa UIF de Santiago ha dado cuenta de esas operaciones como si lo hace con quienes se les antoja intimidar o perseguir como sucedió con el rastreo de las cuentas de Lozoya con que ahora se le incriminan delitos.
La semana pasada en el noticiero de Ciro Gómez Leyva un reportero presentó una investigación de la venta ilegal de gasolina en Chiapas. Algo que aquí no nos extraña porque ya es parte del paisaje. Pues no, no se ha acabado ese negocio ilícito y enfrentarlo no parece tan fácil como supone el presidente. O lo están engañando, o ya se están haciendo de la vista gorda a sus costillas como en otros sexenios dado lo lucrativo del negocio.
Difícil enfrentarlo
Hay que decir que atacarlo frontalmente podría desatar violencia social y más en Chiapas ya que para las comunidades indígenas no es un tema visto como delincuencia sino como la satisfacción de una demanda social. Hay lugares donde ni el ejército, ni la guardia nacional o policía federal se mete. Digamos que, lo «conveniente» sería pedirles que no caigan en el descaro, sino al rato van a andar vendiendo gasolina en la capital. Pero de ahí a resolverlo de raíz huelga distancia. Es un ilícito tolerado en un país donde se aplica «todo el peso de la ley» para unos, mientras que para otros es una forma de vida en nuestras propias narices.