A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Gracias al PAN

Desde muy joven mi padre me educó en la libertad. Observando mi inquietud por la lectura me invitó a leer para educarme. Tenía una buena biblioteca. Yo la observaba y no sabía por donde empezar. Lo acompañaba y escuchaba siendo un niño, hablando de política con sus amigos. Era su pasión. Comencé por leer las novelas del gran Luis Spota. «Casi el paraíso» «El primer día» «Palabras mayores» y varias más, fueron los textos que me enseñaron a comprender muchas cosas sobre la política en nuestro país.

La columna de hierro, Marco Tulio Cicerón, la novela de Taylor Codwell fue estremecedora. José Ingenieros con «El Hombre Mediocre», te vuelve un idealista, le da sentido a la vida, razón de ser. De ahí comencé a leer a los clásicos. En la universidad mientras estudiaba derecho, dediqué mis fines de semana a la lectura. Y luego todas las noches.

Como todo joven me sentí revolucionario. Leí las biografías de Fidel Castro y el Che. Cuba era el ícono contra el imperialismo. Toda esa alegoría utópica que creé en mi mente se desmoronó como un castillo de naipes cuando tuve la oportunidad de visitarla. Ningún ideal justifica que un pueblo viva sumido en la miseria. Así estaba Cuba hace 28 años. Así sigue. Y vaya que Castro era un orador sublime, pero no, nadie puede condenar a un pueblo a la miseria ni a la opresión.

A mi regreso a Chiapas me dedique de tiempo completo a apoyar a mi padre en su notaria. Apareció el movimiento zapatista nos movió la conciencia. Comencé a escribir. A opinar. Forme con un gran grupo de jóvenes recién egresados al igual que yo, Fuerza Cívica, una asociación política plural. Hoy muchos de esos jóvenes son líderes en sus respectivas actividades. Algunos en la academia, otros en las organizaciones empresariales, muchos con gran éxito, otros tantos, personas decentes dedicadas a su trabajo y profesión.

De ahí vino la invitación al PAN. Conocí desde niño al Doctor Valdemar Rojas. Admiraba y admiro aún su congruencia, su valor, su tenacidad. Fui asesor, sin sueldo, de los diputados del PAN en el congreso local. Escribía y opinaba en diferentes medios de opinión. Conocí a personas comprometidas, honestas, valiosas. Creo que los tres gobiernos del PAN en la capital hicieron un gran papel con Enoc, Paco y Vicky. En el 97 me invitaron a ser candidato a diputado federal. Era muy joven. No estaba afiliado y eso me costó perder por tres votos la nominación. El PAN se fue al tercer lugar. Al año siguiente pude postularme a la diputación local. Tuve como rivales a dos grandes personas a las que hasta la fecha apreció enormemente. Don Eduardo Coutiño Arrazola y Rene León Farrera. Nunca nos agredimos. Por el contrario. Cosa atípica en la política, no desperdicié la ocasión de decir que eran y son excelentes personas.

Creo que con mis compañeros diputados en la LX legislatura dejamos huella. Fuimos combativos, críticos, propositivos. De ahí nació la primera alianza en la historia entre el PAN, el PT y el PRD. Después se sumaron más. Le ganamos al PRI la gubernatura. Sami David fue agredido físicamente durante la campaña. Me reuní con él y lamenté públicamente el hecho. No le agradó a Pablo, por cierto. Pero yo soy así. La política es civilidad, no barbarie.

Un tiempo después Felipe Calderón me invitó a apoyarlo en su aspiración por la nominación del PAN a la presidencia de la República. Y decidí sumarme de lleno a la campaña. No trabajé en su gobierno. Fui invitado a colaborar consecutivamente en dos gobiernos estatales, siempre con la autorización del PAN y de acuerdo a sus estatutos. He tenido la oportunidad de servir y adquirir experiencia en la administración pública. Jamás transigí en mis convicciones, ni paso por mi mente aceptar ofertas de otros partidos.

En el PAN conocí a muchísima gente valiosa. Quiero decir que todo eso lo agradezco infinitamente. Ha llegado la hora de decir adiós y comenzar una nueva etapa. Seguir luchando desde una trinchera que comparte casi los mismos valores. Debo decir que no renuncié. Simplemente no me reafilié. Me voy en los mejores términos. Sin despotricar, ni culpar a nadie de mi propia decisión. Otros se fueron decepcionados. Yo me voy agradecido. Tendré como propósito formar desde otra trinchera nuevas generaciones, incorporar ciudadanía y valiosos activos de la política que quieran sumar esfuerzos. Se trata de promover la pluralidad, la corresponsabilidad, en el ejercicio noble de la política. Luchar desde las ideas. Pensar que Chiapas merece siempre un destino mejor.

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