Lorencio Pilatos
Ciro Murayama y Lorenzo Córdova optaron por la graciosa huida. Pudieron más la presión gubernamental y las huestes inquisidoras de la feligresía obradorista, que el más elemental sentido común y un poco de decoro. Violentaron derechos políticos fundamentales al negar con interpretaciones a modo, sacadas de la manga, el registro al partido México Libre. Más papistas que el papa, utilizaron criterios por analogía ante la ausencia de un reglamento sobre topes de campaña y renunciando a sus atribuciones de fiscalización.
De los partidos con posibilidades de registro, el que menos gastó fue México Libre, pero además el origen de sus recursos fue plenamente comprobado y es absolutamente verificable. En los demás casos no. Resulta que en el INE acaban de enterarse que existe una aplicación con un dispositivo llamado CLIP y que sirve para convertir el celular en una terminal para transferencias con tarjeta. Una alternativa más que transparente porque es bancarizada. Porque se puede constatar de donde y quien aporta esos recursos. Pero en el INE no se dieron por enterados. No hicieron uso de su atribución para solicitar a la Banca o a la Unidad de Inteligencia Financiera que investigará, si el aportante es el Chapito o el dueño de una tienda de abarrotes.
Peor aún fue que en vez de votar el dictamen previo de la comisión de fiscalización, hicieron caso omiso y modificaron los criterios por interpretación analógica y sin sustento jurídico. Todo el personal del INE acompañó el proceso. Observadores, capturistas y vocales acudieron a las asambleas. Todos revisaron cada una de las firmas de apoyo. México Libre obtuvo más de 260 mil firmas y 230 asambleas exitosas. La razón para negarle el registro a México Libre es que se argumentó que el 8% de sus ingresos fueron de donantes no identificados. Eso es falso: se refieren a donativos hechos con tarjeta de crédito a través de CLIP y de cada donante se proporciono copia de credencial, carta y recibo.
Por si fuera poco, en la sesión del INE, se acordó por votación que criterio adoptar, si el del rebase de 5% o el del 20%. Ganó la mayoría por el 2do. Y aún así lo ignoraron. La sesión transcurrió plagada de inconsistencias y un repentino cambio de opinión de los consejeros. El criterio del 5% de topes de campaña que es causa de nulidad en una elección, no considera que en ese caso hay financiamiento público, no es así con las aportaciones de particulares en la conformación de un partido. No era un criterio obligado, porque el INE no lo reguló. La analogía es la relación de semejanza entre cosas diferentes que aplicado al derecho supone la posibilidad de aplicar una norma a un supuesto similar no regulado, siempre que exista una «identidad esencial» entre el caso que se pretende resolver y el ya normado. El registro de un partido no es equiparable a una campaña electoral.
Toda esa documentación será presentada en la impugnación y el TRIFE deberá otorgar la razón. El daño ulterior consiste en que retrasará aún más el registro cuando el proceso electoral ya habrá dado inicio. Una situación que afecta la equidad del proceso. Primero movieron la fecha dos meses con el pretexto de la pandemia, ahora alargan la determinación dejándola en manos del TRIFE.
Lorencio Pilatos se lavó las manos. Le pasaron la papa caliente al TRIFE para salvarse de la presión que desde el gobierno ha hecho el propio presidente. Eso quedó en evidencia con el mensaje que Obrador dio desde su quinta en Palenque sin ocultar su rencorosa alegría. Los consejeros no actuaron con honor y no tuvieron pudor. El arbitro tenía el VAR y no lo quiso utilizar para saber si fue penal. No queda más que confiar en un fallo apegado a derecho, por parte del Tribunal Electoral.