Camino de Maracaibo
Maracaibo es la segunda ciudad en importancia después de Caracas en Venezuela. Antes de que llegara el chavismo era una prospera región agrícola y petrolera. Fue uno de los bastiones de oposición que no se doblegaron hasta que, en 2012, un compañero de armas de Hugo Chávez llegó al poder. El 7 de noviembre de 2019 las autoridades de esa ciudad quitaron una estatua de la virgen de la Inmaculada Concepción para poner una de Chávez. Hoy es una ciudad en la miseria. Sufre al igual que resto del país las consecuencias del populismo militarista y socialista que se mantiene a toda costa en el poder con el control que ejercen los mendrugos entre las hambreadas huestes bolivarianas.
Entrevistado por el comentarista peruano Jaime Bayly en 1998, Hugo Chávez era lo que se dice una «perita en dulce». Prometió hacer crecer el país al 6%, llevarse bien con los empresarios, promover la inversión extranjera, respetar la inversión privada en todos los sectores, salvo el petrolero. «No soy socialista, soy humanista» le dijo afable. De ser la nación latinoamericana más rica, hoy Venezuela es uno de los países pobres del mundo y todo bajo el pretexto de acabar con la corrupción y la desigualdad social.
Por eso durante su campaña López Obrador guardó distancia y negó toda comparación con el régimen que proclamó el socialismo de siglo XXI. Sus promotores y simpatizantes ironizaban toda referencia a Venezuela. No así personajes como Fernández Noroña que visitó al «compañero» Nicolás Maduro y Dolores Padierna que acudió a Venezuela al Foro de Sao Paulo para apoyar la reelección de Maduro. Yeidckol Polevnsky presume su simpatía por el régimen cubano y el comandante Fidel Castro.
Ahora hacen política en México los españoles Abraham Mendieta de las filas de «Podemos» el partido de extrema izquierda de Pablo Iglesias y el ex etarra Katu Arconada, quienes se encargan de adoctrinar a las juventudes morenistas. Este último asesoró a los gobiernos de Maduro y Evo Morales antes de llegar a México. También el dominicano Héctor Díaz Polanco directivo de Morena que ha declarado que México debe seguir los pasos del modelo venezolano. Pero hay mexicanos, faltaba más, los Attolinis y Gibranes. Los líderes del PT no niegan su simpatía con el dictador norcoreano Kim Jong-un a quien han incluso visitado.
Pero no. Este no es un gobierno «socialista». Eso causaría demasiado escozor a nuestro vecino del norte. Es un gobierno eso si de izquierda, liberal, juarista, maderista y anexas, que tilda de derecha y conservador a todo aquel que se oponga a la cuarta transformación del país. ¿Transformación a qué? Habría que preguntarse. Porque más allá de llevar un tercio del sexenio rifando un avión que no se rifará, de haber disparado por su irresponsabilidad el número de muertos por la pandemia a niveles catastróficos, más de 70 mil, Gatell Dixit, duplicado el número de muertos por la violencia, otros 70 mil, con abrazos y no balazos, y haber hundido la economía del país antes de la pandemia, seguimos sin saber que quiere decir eso de la susodicha 4ta transformación. Y de corrupción mejor ni hablar. Les esta yendo como en feria con los de casa. De las 16 horas de videos de Lozoya, solo vimos un minuto. Los adversarios le lanzaron la oferta de cobrarse ojo por ojo, video por video y los mariachis callaron.
Más allá de esos fracasos y de dilapidar la hacienda pública en programas electoreros; los ahorros del país y las medidas de austeridad solo apuntan a tres proyectos que no nos van sacar de ningún problema ni van a llevar a México al primer mundo. Lo grave es que hoy se dinamitan las libertades y se atenta contra la democracia. Se ataca sistemáticamente al poder judicial, al INE, a los organismos autónomos. Se resquebraja el equilibrio de poderes. Se pasan la ley por el arco del triunfo.
Al mismo tiempo los problemas le están brotando por todas partes al presidente. Lo mismo en Chihuahua que en Chiapas. Parece que el tigre ahora de verdad está despertando. El gabinete no le funciona. O son floreros o son barberos en espera de asegurarse un futuro postobradorista ¡sálvese quien pueda! No en vano han venido renunciando los funcionarios, ya sea por decoro o por evitar incurrir en responsabilidad. Mientras la militarización avanza. Al igual que en Venezuela se erige una nueva oligarquía entre empresarios a modo, militares contratistas y funcionarios que guardan sus ahorritos en las Islas Caimán.
Una oposición desarticulada, sustituida por la prensa crítica y los intelectuales a los que se descalifica y agrede desde el atril presidencial. Cada vez se torna más febril la relación con los medios de comunicación. Poco a poco se desplaza, se estigmatiza y se hostiga. Loret de Mola, Brozo, Krauze, Aguilar Camín, han palpado la hiel de un presidente que los señala con su dedo flamígero y pendenciero cultivando el odio hacia sus personas. Así empezó Chávez en Venezuela arrinconando a sus críticos hasta hacerles llegar ofertas millonarias de empresarios gobiernistas para no resistirse a vender y autoexiliarse como única escapatoria. Vamos por el caminito a Maracaibo, derecho a una dictadura, no tenga duda…