Otro golpe del Congreso a la democracia
Ante la displicencia de los partidos políticos y la indiferencia de la sociedad, los diputados chiapanecos asestaron otro duro golpe a la democracia chiapaneca. Desde la penumbra en que actúan, socaban nuestro maltrecho sistema democrático. No bastó el manoseo con que modificaron hace unos meses la ley electoral del Estado. Fue posible porque se comportan como mera oficina de trámite. Una verdadera simulación en la división de poderes porque, aunque Morena y sus aliados tienen mayoría legitima, es penoso ver también como diputados de la oposición se someten a los dictados de palacio y apenas levantan la voz para impedir el atropello contra sus propios institutos políticos.
Falsa austeridad
En esta ocasión se aprobó una nueva iniciativa signada por los propios diputados para reducir a la mitad el inequitativo y escuálido presupuesto destinado a los partidos en este año electoral que se avecina. La argucia, que no argumento, es la susodicha austeridad republicana. La utilización de esos recursos para disque atender la pandemia sin especificar como o en que habrá de utilizarse. Parece que no les bastó la reforma anterior presentada hace apenas unos meses y que establece que en caso de una declaratoria de desastre o contingencia en uno o más municipios se suspendería el total de las prerrogativas de todos los partidos. Para Chiapas no representa un caso fortuito. Cada año se presentan lluvias intensas y es altamente probable que suceda. Siendo así los partidos se quedarían en ceros, pero parece no importarles.
Silencio cómplice
Lo lamentable es que los partidos de oposición en Chiapas callan con un silencio cómplice. No hay una sola voz que se pronuncie ante tal arbitrariedad. Ahora tampoco el árbitro y garante, el IEPC o algún solo consejero o representante de partidos ante al instituto. Bastó con que el presidente de ese organismo, Oswaldo Chacón, opinara sobre la reforma anterior para que los diputados se le fueran a la yugular aduciendo que no tenía competencia ni podía entrometerse en asuntos del poder legislativo. Sabemos que no es así. Pero no se puede hacer más si los propios partidos son incapaces de abogar por sí mismos.
Agandalle
Se trata pues, de un avasallamiento. Un auténtico agandalle en toda la extensión de la palabra. De 200 millones de pesos que se distribuirían entre los partidos, el monto se les reducirá a 100 millones. Se trata de 12 partidos políticos, tres de ellos locales, que siempre han servido de satélites y paleros del gobierno en turno. De ésos solo 4 de «oposición» (PAN, PRD, PRI Y MC). Si en el 21 no nos llueve sobremanera o sucede un temblor de buena magnitud bastaría para eliminar de tajo las prerrogativas. El Presupuesto de Egresos para este año en Chiapas asciende a poco más 95 mil millones por lo que nuestro gastó en democracia el equivale al 0.0001%, mientras que, por ejemplo, en nuestra muy precaria educación invertimos 28,000 mil millones. El Congreso del Estado nos cuesta la friolera de 400 millones de pesos. Nos sale cara la simulación.
Dinero contra programas sociales
Es cierto que la sociedad cuestiona el financiamiento a los partidos. Los ven como vividores y rémoras del presupuesto. No advierten que, sin dinero, es menos probable que funcione la democracia. Para ciudadanos comunes, decentes y preparados que podrían ser espléndidos candidatos, el acceso al poder está vetado. Se necesita lana, mucha lana, para ser candidato. Detrás de cada campaña está el aparato de estado, el dinero de contratistas que van tras la obra pública o hasta dinero del narco. Solo queda la posibilidad de un voto razonado en ciertos sectores de la clase media y que, por desgracia, es minoritaria ante el grueso de electores que actúan en algunos casos por necesidad y en otros por simple conveniencia política.
Granero de votos
Somos un reservorio de votos que se utiliza al servicio del partido en el poder en turno y así hemos funcionado. Consideremos que Chiapas tiene un listado nominal de más de 3 millones de electores, equivalente a la suma de varios estados como Nayarit, Tlaxcala, Campeche, Colima y Aguascalientes. Se trata en esta elección venidera de que Morena arrase y aporte no sólo diputados uninominales sino plurinominales al Congreso de la Unión. Se trata también de asegurar el control político para la sucesión gubernamental en 2024. Chiapas es uno de los mayores beneficiarios de los programas asistenciales y nuestra población, en su ignorancia y pobreza, es altamente manipulable. Así se ha demostrado en cada elección. Lo tienen perfectamente calculado desde los padrones de beneficiarios de los programas en el gobierno federal.
Migajas
Salvo casos excepcionales, nuestra oposición se conforma con las migajas que arroja el poder. Todos se cuadran ante él. Se han convertido en pequeñas burocracias que navegan con indiferencia ante los problemas por los que atraviesa el estado. No tienen misión, visión, propuestas ni sentido de patria. Le apuestan a candidatos populares, sí, pero sólo para que les engorden la tajada y les garanticen espacios de representación proporcional que luego acomodan a su gusto. Candidatos que gasten dinero que se contabiliza en votos. Una pseudodemocracia monetarizada. Dinero versus programas sociales. De ahí la explicación del atraso y la rapiña. El presupuesto es un botín, pero hay que invertir para acceder a él. De ahí la falta de políticas públicas que garanticen un verdadero desarrollo de nuestras enormes potencialidades. Una sociedad silente, y en ocasiones lacayuna, presta a ofrendarse ante el poder virreinal…