Alianzas necesarias
Al tiempo en que Margarita Zavala la dirigente de México Libre y Marko Cortés, el dirigente del PAN, hicieron público que habían entablado pláticas para ir aliados rumbo a las próximas elecciones; Damián Zepeda, el senador panista, mostró su rechazo a que el PAN se aliara con el PRI como finalmente sucedió en Nuevo León donde la elección terminó fraccionada entre varios frentes políticos. México Libre iría también en alianza con el MC y algunos casos en alianza total con los partidos de oposición incluyendo al PRI.
Zepeda, dijo que sería «un error histórico» dado el tradicional antagonismo entre las dos fuerzas políticas. Generalizó al decir y estigmatizar a los priistas por el hecho de serlo como si el PAN se hubiese mantenido absolutamente impoluto a lo largo de su historia. Es reproducir la misma visión maniquea que hoy nos mal gobierna, donde los malos son malos por el hecho de oponerse a la forma en que actualmente gobierna la desafamada 4t.
Necesidad de las alianzas
Yo mismo le planteé a Margarita Zavala que México Libre al no poder obtener el registro se debía mantener como organización política y aliarse como tal con los partidos de oposición de acuerdo a la realidad y circunstancias políticas que se viven en cada estado. Me tocó en 1999 promover y cristalizar la primera la primera alianza en la historia entre el PAN y el PRD a la que después se sumaron otros partidos. El objetivo era lograr la alternancia contra una hegemonía absoluta, promover la pluralidad política y por ende la participación efectiva de los ciudadanos a través distintas opciones políticas. El propósito se lo logró de alguna manera al grado que muchos partidos pudieron después acceder al ejercicio del poder en alternancia con otros partidos.
Chapulineo
Curiosamente en Chiapas también se dio en 2006 la primera declinación de un candidato del PAN a la gubernatura, para apoyar la candidatura del PRI. Después, el proceso se vició al grado que se volvió común el famoso chapulineo de tal manera que varios políticos han cambiado de partido al son que les toquen o de acuerdo a sus propias conveniencias políticas a lo cual han ajustado sus intereses personales. Lo queda en duda es la congruencia ideológica subordinada al pragmatismo para poder acceder al poder.
En México existen algunos estados donde nunca se ha dado una alternancia en el poder y se mantienen hasta la fecha bajo un ejercicio hegemónico del poder. La alternancia y la pluralidad es tan sana como es la libre competencia en el mercado, donde el elector o el consumidor pueden escoger entre distintas ofertas políticas.
El efecto tsunami
Con el arribo de López Obrador se produjo el llamado efecto tsunami y los electores votaron casi a ciegas por todos candidatos de Morena, el famoso 6 de 6, sin medir las consecuencias ni valorar efectivamente cada uno de sus votos. Muchos de sus candidatos entraron de relleno sin imaginar que ganarían su elección arrastrados por la entonces gran popularidad de López Obrador. La consecuencia es que no todo ha salido tan bien como muchos esperaban.
Lo grave es que con la votación dividida de la oposición se rompió el equilibrio de poderes otorgándole al presidente un poder absoluto mediante el cual se han apoderado gradualmente de la Suprema Corte y mediante presiones también del control del INE y el TRIFE. En la práctica se padecen las consecuencias de un autoritarismo que ha centralizado el ejercicio presupuestal dejando en la inanición a estados y municipios, incluyendo a los de Morena.
La 4t, sin freno
Sin ningún freno constitucional se han pasado la ley por el arco del triunfo o la han reformado a conveniencia. Se ha exacerbado el divisionismo y se ha agredido subliminal o abiertamente la libertad de expresión. La aplicación de la justicia se ha vuelto selectiva y arbitraria. Pero lo más grave es que en la improvisación y el prejuicio se ha dado al traste con la economía del país desde antes de que empezara la pandemia, siendo que ahora con ella se ha desplomado a niveles insospechados.
La sociedad lo exige
Las organizaciones civiles hoy claman y exigen que los partidos de oposición se constituyan en un frente único para evitar la fragmentación del voto. Es el viejo dilema pitagórico del divide y vencerás que solo sirve para afianzar la hegemonía del partido gobernante. Más allá de eso existen razones de peso para que los partidos dejen de lado sus actuales o añejas diferencias y antepongan el interés nacional en defensa de la legalidad, la pluralidad, la democracia, el estado de derecho, las instituciones, las garantías individuales y en una palabra nuestras libertades.
Por anteponer esas diferencias, citando el ejemplo de Venezuela, la oposición no pudo sacar del poder a Chávez y ahora a Maduro. Sigue habiendo elecciones y una oposición fragmentada que lo único que hace es legitimar a un régimen dictatorial disfrazado de democracia. Por el bien del país, ya no podemos correr esos riesgos. Por eso, dejando de lado la mezquindad, debemos hacer alianzas.