A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Gobierno fallido

En menos de un mes, Israel se ha convertido en el país que más vacunas a aplicado a su población. Más del 20% del total de unos 9 millones de habitantes equivalente a 2,16 millones de dosis. Los contagios se redujeron drásticamente, en menos de un mes, hasta en un 50%. Su gobierno fue oportuno en apartar la vacuna de Pfizer/BioNTech, pagando por anticipado el doble del costo por ellas de alrededor de 20 dólares, unos 400 pesos mexicanos, es decir 40 dólares (800 pesos) por la vida de una persona.

Se ha criticado que, en nuestro país, al paso en que va la vacunación, tardarían, en el mejor de los casos, unos seis meses en llegar al grueso de la población que es de unos 129 millones de personas. México ha pagado unos 6,500 millones de pesos de un total de 32 mil millones de pesos que habrá de pagar en los próximos meses.

Pero salvar vidas no es precisamente la prioridad del gobierno en este momento. La beca del Programa Jóvenes Construyendo el Futuro tiene a partir del 13 de enero un incremento en su monto mensual y pasará de 3 mil 748 pesos a 4 mil 310 pesos mensuales, el equivalente a 10 dosis de la vacuna. En 2019 el programa tuvo un costo de 14 mil millones de pesos beneficiando a 1.2 millones de jóvenes. Para el 2020 se estimó un presupuesto de 19 mil millones y el programa incrementó su presupuesto para este año. ¿Acaso ese beneficio es una prioridad en este momento antes que la vida de decenas de miles de personas?

Derroche en la adversidad

Mientras sumamos millones de desempleados ante la falta de apoyos, sigue la obsesión por las obras de Dos Bocas, el Tren Maya y el aeropuerto de Santa Lucía que avanzan a todo vapor. López Obrador indicó a principios de año que ya tiene el presupuesto para seguir invirtiendo en la construcción de las megaobras emblema de su administración: 45 mil 50 millones de pesos para la refinería de Dos Bocas; 38 mil 646 millones de pesos para el aeropuerto de Santa Lucía; y 41 mil 852 millones de pesos para el Tren Maya, más 124 mil millones de un total de casi 600 mil millones estimados. Las cifras no cuadran, los costos aumentan y las fechas previstas parecen inalcanzables. De nuevo la pregunta ¿Es eso una prioridad antes que la debacle económica y sanitaria?

Vacunas para otros

Para colmo el presidente ha dicho que cedió vacunas, por recomendación de la OMS, a países más pobres. Vaya generosidad. Solo que México tenía 62.25 millones de pobres, 9.3 en extrema pobreza (antes de la pandemia) según el CONEVAL. Mucho más pobres que los que pudieran acumular proporcionalmente otros países. En toda América Latina unos 185 millones, sobre un total de 620 millones de habitantes según datos de la CEPAL.

Dinero tirado a la basura

La lista del dinero tirado a la basura es larga. Las pérdidas de Pemex tan solo el año pasado superaron los 360 mil millones de pesos, pero el presidente está obstinado en revivirlo. Ya para la sorna, un último botón. La compra en 2019 en 85 millones de dólares, unos 1,700 millones de pesos, en 571 pipas que no sirvieron más que para librar culpabilidad por el desabasto de gasolinas con cuantiosas pérdidas económicas para la población.

Y qué decir del costo por el capricho de cancelar el NAIM que llevaba un avance del 30%. Hasta hoy no sabemos -ni sabremos- quienes fueron los corruptos culpables de tamaña decisión. El monto de pérdidas según una nota de El Financiero (1/11/18) fue estimado en 120 mil millones de pesos el equivalente a unos 5 mil 959 millones de dólares.

El gobierno de Trump compró 100 millones de dosis. Mientras en México el gobierno monopoliza su aplicación y distribución. Obrador desoye al sector privado que ofrece colaborar en la agilización del proceso. No autorizan tampoco que quien pueda pagarlo lo haga para no «privilegiar» a los ricos. No quisieron, al principio promover el uso del cubrebocas, no gastaron en pruebas y ahora dosifican las vacunas, al tiempo que ya es incontable el número de contagios y fallecidos. No hubo el dinero para comprar oportunamente las vacunas necesarias como sí lo hicieron otros países, sin embargo, si lo hay para los programas electoreros y las ocurrentes obras caprichosas de un gobierno fallido.

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